Buscando entre mis archivos información para un articulo que tengo en estado embrionario, me he topado con este Gran Articulo de la Historia de un grupo gastronómico.
Lo de Gran Articulo no lo digo por lo largo que es, sino por lo jugoso, sabroso y bien pergeñado, lo escribió Miguel A. Román en el año 2005 y aunque no soy un experto realizando busquedas por la red, solo he encontrado de este escrito en la WEB (es.narkive.com) fragmentos, en la pagina citada, parece ser que lo editó en trozos, lo que escribió Miguel A. Roman, pero solamente he encontrado media docena de fragmentos.
Como quiera que me he emocionado al recordar a tantos y tan buenos contertulios que no quiero que se pierdan.
Creo que el grupo está totalmente inoperativo. En el último formateo del ordenador perdí el servidor y no he podido volver a conectarme al grupo, aunque creo que la mayoría tiene su blog actualmente.
Antología de
es.charla.gastronomia
Historia del
grupo
Por Miguel A.
Roman
Cada vez la
gente está más interesada en el buen comer y mejor beber y teniendo en cuenta
que carecemos de un grupo de debate en nuestro país que permita tratar este
tema en exclusiva, creo que puede ser apropiado la creación de un grupo de
NetNews que permita hacerlo.
En este grupo de NetNews se podrá intercambiar recetas, trucos, ideas, charlar
sobre vinos, cavas, cocteles, o cualquier tema relacionado con la gastronomia;
para tal efecto el grupo no necesita ser moderado y mas teniendo en cuenta que
es una tematica que no permite mucha polemica.
Así se expresaba, un 2 de Octubre de 1996 (y ha llovido bastante desde
entonces) un tal José Luís Polo, justificando ante los prebostes de la cosa
usenética la creación de un grupo de noticias dedicado al charloteo de lo
comestible y bebestible. Poco imaginaba el bueno de Polo que su última frase no
era tan cierta. La polémica no ha abandonado nunca este espacio, aunque cuando
ha sido digna y en búsqueda de las verdades complejas, bienvenida fuera. Sin
embargo convendré que el tono general ha venido siendo de desenfado,
camaradería y ganas de saber.
Fuera como fuese, el 3 de Diciembre del mismo año, la votación arrojaba el
resultado aprobatorio: grupo no moderado es.charla.gastronomia pasa
36:0 Ha habido 36 votos SI y 0 votos NO, de un total de 36 votos validos.
Ha habido 4 papeletas invalidas.
es.charla.gastronomia había nacido… y en fecha oportuna, pues ya esas navidades
la Nochebuena
acogió en su tradicional cena a gentes de bien que le daban con una mano al
teclado y con la otra a la espumadera.
Entre aquellos pioneros, permítaseme iniciar este recorrido con una dama que,
junto al fundador, fue el alma del grupo en sus primeros balbuceos.
Cristina Maciá rebosaba simpatía, frescura, conocimiento, buen gusto y
excelente expresión escrita. De ella rescato ahora esta exótica salsa:
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Cristina Macia
Fecha: 1997/03/26
Asunto: Salsa al vodka para la pasta
Tengo varias recetas de esta salsa, que si no otra cosa es diferente (y está
buenísima, y satisface mi necesidad de mantener la reputación de alcohólica, de
paso). Pero ésta es la más sencilla y la que menos ingredientes requiere. En
algunos sitios se puede comprar un vodka rojo (que está buenísimo y
satisface... no, eso ya lo he dicho). Si lo encontráis, saltaos el paso de la
pimienta roja. O añadidla también, qué demonios, un poco de picante más no ha
matado nunca a casi nadie.
SALSA AL VODKA (para pasta)
Para 4 personas
Ingredientes:
400-500 gr. de pasta cocida
3 cucharadas de mantequilla
2/3 de vaso de vodka
1 buen pellizco de pimienta roja (cayena molida)
1 lata pequeña de tomates al natural
¾ de vaso de nata, de la que se usa para montar
Sal
En una sartén, fundir la mantequilla (es mejor no sustituir por aceite) y
añadir el vodka. Cuando hierva, añadir la pimienta roja, los tomates y la sal.
Cuando los tomates se deshagan (si la lata era de tomates triturados no habrá
que esperar mucho ;-) añadir la nata (35% de grasa, engorda que da gusto,
¿quién dijo miedo?) y dejar que cueza sin llegar a hervir, unos diez minutos. Mezclar
con la pasta, remover un instante y servir de inmediato.
"Democracy is a beautiful thing, except for that part about letting just
any old yokel vote".
Nota:
Aunque
Cristina Maciá no aparece ya por este grupo, no ha dejado ni la cocina ni
Internet. Tras unos años gestionando en su escaso tiempo libre la tristemente
desaparecida web www.alamesa.com, vuelve
al candelero intentando levantar el blog de similar temática http://alamesa.bitacoras.com/
Como quiera
que comencé la anterior entrega con la propuesta de J.L.Polo, me pareció
recargado traer en ese momento alguna de sus intervenciones antológicas. Sin
embargo, ya cumplido el trámite de "las damas primero", le toca el
turno al fundador.
No bastóle al homenajeado la tarea de cumplimentar el espeso trámite de crear
un nuevo grupo, sino que además contactó con gentes de las que sabía les podía
interesar la experiencia y para mayor aval de su previsible canonización empeñó
su tiempo –y su dinero- en recopilar pacientemente las mejores recetas que iban
apareciendo por aquí en la que fue la primera página web de este grupo (y
hablamos del año 97, tiempos artesanales del HTML en que incluir un
"frame" o un "link" era tarea de titanes). Del éxito y
calidad de aquella página baste decir que a fecha de hoy aún se puede encontrar
descaradamente fusilada en más de 30 URLs a lo ancho y alto de la red de redes.
La genuina, tras varias vicisitudes, está casi con el mismo aspecto que tuvo
por aquel entonces en http://www.telefonica.net/web2/nuestracocina/
(actualmente no funciona) comparen los que tengan curiosidad con estas otras
vulgares copias
http://www.menoslobos.com/cocina/
(actualmente no funciona)
http://www.fortunecity.com/littleitaly/montagna/112/
(adicionalmente, la página original http://www.iponet.es/~jlpolo
actualmente está rescatada en http://www.terra.es/personal/elosote/
para solaz de nostálgicos)
Pero dejando esta ímproba tarea de lado, José Luís es no únicamente el más
antiguo del lugar, sino uno de sus más afortunados y pertinaces colaboradores.
Tanto, que difícil ha sido hacer una criba de sus aportaciones a este ágora
para dejar sólo una muestra. Permítaseme la injusticia pero mejor oportunidad
habrá para hacer una antología exclusiva de José Luís Polo.
De: Jose Luis Polo
Fecha: 1999/04/02
Asunto: Marmitako
Hola comilones
Aquí estoy de nuevo después de unos días sin poder disfrutar de vuestra compañía.
Aprovechando la conversación que tenéis sobre el marmitako, quería aportar mi
granito de arena. El marmitako es un plato típico de los marineros vascos del
cual hay tantas versiones como puertos y cocineros en los barcos de pesca de
estos lares. A mi modo de ver hay tres ingredientes obligados en este plato,
que son: bonito, patata y pimiento verde (en esto estoy con JLC, me consta que
hay quien no utiliza el pimiento verde, pero yo siempre lo he visto preparar
con él y pienso que por el sabor característico que aporta al plato, el no
utilizarlo lo desvirtúa, quedará muy bien y muy rico, pero quedará diferente).
También comparto con jlc que el bonito debe ser añadido a la cazuela al final
de la cocción, ya que, como bien dice él, de lo contrario quedará muy seco.
Pero por otra parte, pienso que añadirlo ya con el fuego apagado no ayuda a que
la patata tome el sabor del pescado, yo lo sdiciono en los últimos 2-3 últimos
minutos de cocción, revolviendo un poco y con muchísimo cuidado para no
desbaratar el bonito, apago, tapo y dejo otros 5 minutos de reposo antes de
servir.
Otro de los puntos importantes a la hora de preparar el plato es el cascado de
las patatas. Cascándolas hacemos que las paredes de la patata queden más
porosas y con ello aseguramos el intercambio de sabores.
Otro detalle importante, cuando la patata está blanda, suele venir bien aplastar
dentro del recipiente alguna patata, con ello conseguiremos engordar la salsa
con el almidón que aporta el tubérculo.
Como se dijo anteriormente, éste es uno de los clásicos platos que ha tomado el
nombre del recipiente en el que se oficia. Su preparación no es complicada y
los resultados están garantizados. Me acuerdo la de la primera vez que lo
preparé, fue para mi cuadrilla de amigos y la verdad es que resultó un éxito
total.
Hay otros marmitakos preparados con otros tipos de pescado azul, pero ya no son
"marmitako", podrán ser marmitako de atún, marmitako de hicharro, etc...
Bueno amigos, saludos para todos y hasta la siguiente
J.L.Polo (no firmado en el original)
Fernando
María Favio Villanueva Matute, o más conocido aquí como "el añorado
Fernando Villanueva" fue el definitivo espaldarazo al recién nacido grupo.
Sus amplios conocimientos, vividos la mayor parte de las veces en primera
persona y expresados en serena sintaxis elevaron el espíritu del newsgroup
hasta un verdadero foro de discusión gastronómica, añadiendo la historia y la
justificación coquinaria al mero intercambio de técnicas y recetas.
Lastimosamente la purulenta envidia, la vulgar chalanería y la embrutecida
ignorancia de quienes carecen de virtudes propias para hacerse notar le
atacaron infamemente hasta hacerle decidir el abandono de este espacio en un
vergonzoso episodio que aún hoy constituye un baldón imborrable.
Y para mayor oprobio no fue aquél el único caso. Me consta que otros eminentes
contertulios han cesado en sus participaciones (espero que siempre
temporalmente) ante los embates de asquerosas hienas refugiadas en el anonimato
y que, como todos los carroñeros, carecen de territorio propio y van y vienen
sin dejar más huella que sus pestilentes excrementos.
Por el contrario, de Villanueva nos quedan decenas de sabias aportaciones, como
aquel "Viaje Gastronómico/Lejano Oriente", episodios de culto que
recomiendo tanto a quienes no lo hayan leído aún como a quienes, conociéndolos,
haga algún tiempo que no han repetido ese tránsito de la mano de quien es hoy
objeto de mi sincero y admirado
homenaje. (El texto completo está publicado por Fernando Martínez en
http://www.terra.es/personal/chullora/oriente.htm
)
Obviamente, por la longitud de aquella saga, no es la que rescato hoy del
recuerdo. Sin embargo, no es menor la calidad de estas reflexiones y recetas
sobre el Goulash, tan impecables como todo lo que publicó en los meses que
gozamos de su presencia.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Fernando Villanueva"
Fecha: 1997/10/07
Asunto: Re: Busco receta-Gulasch
Hello:
Unas notas sobre el Gulasch.
La preparación de este ancestral plato comido por los pastores cento-europeos
(Gulyas), se componía de un guiso cuyos ingredientes principales eran
carne cocida, cebollas y sebo. Como veis y es natural, en este
gulasch primitivo no había ni patatas, ni pimentón, productos que no empezaron
a utilizarse hasta entrado el XVIII. Los ingredientes del gulasch se oficiaban
en cantidad y se dejaba que quedasen secos por reducción, luego la carne se
secaba al sol y se envasaba en tripas, lo cual la hacía fácilmente
trasportable, durante la trashumancia de los pastores.
A la hora de rematar el plato para comerlo, no había más que añadirle
agua, con alguna hierbas aromáticas, nabos, re-cocerlo y listo. Hay
cierta confusión, entre los eruditos del tema, en determinar si el plato era
una sopa o un ragú, aunque esto parece que lo han resuelto diciendo que
dependía de la cantidad de agua que usaran en la última cocción, me supongo que
al principio, cuando empezaban su periplo, el manjar seria más compacto y al
final de la temporada algo más licuado el plato.
La fecha en que se empieza a denominar este plato como tal, es difícil de
determinar, aunque la opinión de los estudiosos la determinan como anterior al
siglo IX, mucho antes de la fundación del estado húngaro, ya que el guisote de
carne cocida con alguna verdura, tal vez sea de la misma época en que el hombre
descubrió la cocción de los alimentos.
(Esto será para otra comunicación, pues ya sabéis que el hombre primitivo
cocía o ablandaba los alimentos en pieles en las que iba introduciendo
piedras calientes que hacían hervir las viandas, bueno esto es una teoría).
El gulasch se prepara tradicionalmente en un caldero especial (bogracs).
Existen variantes regionales que se basan en el trozo de buey y en el cuerpo
graso (manteca de cerdo o tocino) utilizados. Los puristas excluyen del gulasch
la ligazón con harina o con vino, lo mismo que la agregación de nata agria
en el momento de servir. Los húngaros consideran al Goulasch vienés
(ortografía alemana) como una versión edulcorada del auténtico gulasch, que en
su país va acompañado de tarhonya (granos de pasta con huevos, secados y luego
salteados en manteca de cerdo con cebollas y perejil) o bien con csipetke
(especie de croquetas de pasta con huevos, escalfadas en caldo).
El plato se hizo popular en todo el Imperio austro-húngaro cuando un regimiento
en el que cumplían su servicio militar un gran número de pastores procedentes
de la estepa del Hortobary (en la
Hungría oriental) fue trasladado a Viena y desde esta ciudad
la moda del gulyas se extendió a todo el mundo.
Ya hemos dicho en qué consistía el plato en un principio, posteriormente se le
fue añadiendo paprika (pimentón) y puede hoy en día contener,
patatas, tomate, pimientos, cominos y nata. Actualmente tenemos goulash
de cerdo, de cordero, de buey, liebre etc. etc.
Actualmente el gulasch es identificado como plato húngaro y algunos lo asocian
al uso del pimentón en este plato, cosa que no es cierta, ya que en Hungría se
distinguen cuatro preparaciones que llevan pimentón, el ya mencionado gulyas o
gulasch, que tanto puede ser una sopa o un guiso.
Porkolk es un estofado caracterizado por la preponderante presencia de la
cebolla. Tokany es un estofado con poca paprika, poca cebolla y la presencia de
verduras variadas y finalmente todos los platos que contengan paprika y crema
de leche llevan el nombre de paprikache.
Los guisados de carne, en otros países, reciben diferentes denominaciones
aparte, del estofado y guiso en cazuela, tenemos Blanqueta, Carbonnade, Civet,
Daube, Fricassée, Navarin y Ragout entre otros.
Diferentes maneras de preparar Gulash, (aunque con la denominación que dan los húngaros
algunos preparados deberían llamarse de otra manera), todas ellas en versión
moderna:
(Todas son de libro a excepción de la primera que indico que es de mi
recetario, la suelo oficiar en sustitución del Hispano guisado de carne
ya que el gulasch es, a fin de cuentas, un guisado. El plato es muy adecuado
para reponer fuerzas después de un paseo por el monte en un día frio).
Del recetario
GOULASH
Bográcsgulyás
En esta receta debe utilizar paprika húngaro o un buen pimentón de La Vega.
INGREDIENTES
Para 8 personas
1kg. Aguja, tapa o contratapa de buey, en dados de 2 cm
250 gramos de corazón de buey, en dados de 2 cm (opcional)
30 gramos
de manteca
2 cebollas medianas, troceadas
1 diente de ajo
Alcaravea
Sal al gusto
2 cucharadas de paprika (1 picante)
2,250 litros agua caliente
1 tomate mediano, maduro, pelado y cortado en trozos de 2,5 cm
2 pimientos verdes, sin semillas y cortados en anillos
500 gramos patatas peladas y cortadas en dados de 2 cm
Albóndigas pequeñas de acompañamiento hechas con
1 huevo
3 cucharadas de harina
Sal una pulgarada de infante
PREPARACION
Derretir la manteca en una cacerola de fondo grueso de capacidad suficiente
para acomodar todos los ingredientes y con holgura para revolver, freír las
cebollas a fuego lento, a fin de que no se doren demasiado. Cuando estén
brillantes, agregar la carne y el corazón.
Remover para saltear la carne con las cebollas durante unos 10 minutos.
Entre tanto, aplastar el ajo con alcaravea y un poco de sal. Para realizar esta
operación utilizar la hoja de un cuchillo pesado.
Retirar la cacerola de fuego. Agregar la paprika y la mezcla de ajo.
Removéis rápidamente con una cuchara de madera. Cuando la paprika haya quedado
absorbida, añadir el agua caliente (si se echa agua fría la carne se endurece).
Poner la cacerola tapada a fuego lento y dejar cocer 1 hora, más o menos. Una
vez braseada la carne (el tiempo de cocción depende del corte utilizado),
agregáis el tomate, los pimientos y agua suficiente para obtener la
consistencia de una sopa. Salar ligeramente y proseguir la cocción, a fuego
lento, otros 30 minutos. Incorporar las patatas y cocer hasta que el goulash
esté bien hecho.
Para hacer las albóndigas, mezclar el huevo, la harina y la sal, como si de
hacer pasta italiana se tratara. Dos o tres minutos antes de servir, Agréguelas
al guiso, bien separadas, para que no se apelmacen, las cocéis unos minutos.
El tamaño de estas albondiguillas serán de ¼ de cucharadita. Servir el goulash
y las albóndigas humeantes en cuencos hondos. La carne debe estar tierna pero
sin deshacerse.
Nota. En todas las recetas se corta la carne en dados, estos han de ser
hermosos.
GOULASH DE VACA
Este es el típico goulash, hecho con pimentón y nata agria.
El pimentón dulce de buena calidad, como el de la Vera, da un color y sabor
incomparables a este plato. Tanto ese pimentón como la alcaravea se ponen en el
«roux» porque de este modo se acentúa su sabor. Se puede hacer encima del fogón
o en el horno.
El goulash se sirve acompañado de tallarines con mantequilla, y es un excelente
plato único de invierno.
INGREDIENTES
para 6 personas:
900 g. de carne de vaca para guisar (puede ser ternera mayor).
400 g. de cebollas.
30 ml. (2 cucharadas) de aceite.
1 diente de ajo.
5 ml. (1 cucharadila) de semillas de alcaravea.
15 ml. (1 cucharada) de pimentón dulce.
15 ml. (1 cucharada) de harina.
400 g. de tomates pelados. (Pueden ser de lata)
1/4 de litro de caldo.
Sal y pimienta (mejor negra y recién molida).
De 45 a
60 ml. (3 ó 4 cuchara de nata agria).
PREPARACION
Limpiar la carne con un paño húmedo y quitar el gordo. Cortarla en dados.
Secarlos con papel de cocina.
Pelar y cortar la cebolla en rodajas. Calentar el horno a 150 grados C.
(bajo).
Calentar el aceite en una cazuela a fuego vivo, hasta que empiece a humear.
Incorporar la carne por partes y dorarla por todos los lados dando vueltas.
Sacar la carne de la cazuela con una espumadera, ponerla en un plato y
conservarla al calor.
Bajar el fuego, echar las cebollas a la cazuela y freírlas con poco fuego
durante 8 ó 10 minutos hasta que estén blandas y doradas, dándoles una vuelta
de vez en cuando.
Pelar el ajo y picarlo. Machacar la alcaravea en el mortero o poniéndola en una
bolsa de plástico y pasando por encima el rodillo.
Añadir a las cebollas el ajo/alcaravea.
Apartar la cazuela del fuego echar el pimentón y la harina. Volver la cazuela
al fuego durante 1 ó 2 minutos, revolviendo continuamente.
Echar a la cazuela los tomates con su líquido, el caldo y salpimentar al gusto;
mezclar bien y llevar a ebullición, Añadir la carne a la cazuela tapar bien y
guisar despacio a fuego muy bajo o en el horno durante 2 horas o hasta que este
tierna, dando una vuelta de en cuando.
Antes de servir, desengrasar con una espumadera, con rebanada de pan o con
papel de cocina.
Rectificar el punto de sazón e Incorporar la nata agria fuera del fuego.
Servir inmediatamente.
Saludos
Fernando.
"La mayor virtud del verdadero gourmand es: no comer nunca más de lo que
pueda digerir con dignidad, ni beber más de lo que pueda soportar con plena
conciencia"
Grimod de la Reynière
En la
primavera de 1997 Genikes aparece por primera vez en el foro.
De: zambombo@arrakis.es (genikes)
Fecha: 1997/03/08
Asunto: PROBAR COMO THE HELL FUNCIONA ESTO
Si este mensaje aparece en la pantalla es que se manda así.
Perdón a todos por las molestias.
Palabra que no quiero incordiar y sí solamente participar.
SALUDOS - Guillermo
En efecto, Genikes no era sino el inicial "nick" de quien hoy conocemos como Guillermo o, más popularmente,
Zambombo. Su ubérrimo y bien amueblado castellano, su fogosa expresividad,
además –por supuesto- de sus vastos conocimientos, no ya de lo estrictamente
gastronómico, sino de cuasi todo lo humano y hasta una "miajita" de
lo divino, le ubicaron pronto entre los más destacados contertulios.
En estos años el archiconocido "Hola, ignot@s
gent@s" ha encabezado centenares de
contribuciones tanto de cosecha propia como de cuanto el ingenio humano a
través de la letra impresa –o manuscrita en algún caso- ha elaborado en torno a
una gratificante mesa. De entre tan fecunda y admirable participación del
madrileño descuella su exaltación del cocidito de su tierra ("el
auténtico", apostilla con justificada insolencia), opúsculo de arte mayor
que aún hoy podemos encontrar intacto en http://gastronomia.aforo.com/biblioteca/cocido.pdf
y que por razones de volumen ya descritas en anteriores entregas de esta serie
no es el texto de referencia de hoy.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: zambombo@arrakis.es (guillermo)
Fecha: 1998/05/13
Asunto: Repollo relleno "Fritadillas"
Hola, ignot@s gent@s :
Hasta no hace mucho -en que desapareció como consecuencia de la especulación
inmobiliaria- existía en la carretera que va desde Jerez hasta Arcos de la Frontera una antigua
Venta que se llamaba "del Tabardillo". Allí se preparaba este
andalucísimo -y sabrosísimo- plato que, regado con una -o varias- medias
botellitas de fino (yo siempre preferí hacerlo con manzanilla) levantaba
el espíritu al más deprimido de los humanos. Nadie me supo dar razón del por
qué de la denominación del preparado, ni siquiera Doña Frasquita, biznieta,
nieta e hija de los propietarios de siempre de la Venta y elaboradora -según
receta de familia que poseía- del exquisito preparado.
La Fortuna -como suele ocurrir- vino en mi ayuda. Repasando una antigua
colección del periódico "Brisas del Guadalete" propiedad (la
colección, no el periódico) de mis mayores, encontré un artículo del erudito
jerezano Manuel de Sotomayor y Carriquiri en el que se daba cuenta por menor
del citado origen. Pareciéndome de interés la historia toda que lo rodea, la
transcribo a continuación :
En el año
1878 triunfaba en este rincón de Andalucía un torero llamado Manuel Morilla
Repegui (a) "Cepillerito de Osuna". Con ocasión de una corrida
celebrada en la ciudad de San Fernando donde cortó 8 orejas a los 4 toros que
le correspondieron en lidia (el otro matador fué el malogrado Luis Robles (a)
"Niño de Santiponce") brindó los dos últimos a la afamada
"bailaora" Mª de las Mercedes Cheveux y Martín. Esta beldad gaditana
era hija de un coronel francés que llegó a España acompañando al Duque de
Angulema en el desembarco de los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar en
el trono a Fernando VII y que, prendado del clima y de la gente de
Andalucía, decidió quedarse a vivir entre nosotros, casando con la única hija
de D.Daniel Martín y Pemartín, prestigioso bodeguero de Rota. Pues bien : Mª de
las Mercedes fué cariñosamente apodada "Fritadillas" por el mismísimo
Silverio Franconetti -uno de los padres del flamenco junto con D.Antonio
Chacón- precisamente por la gracia singular con que bailaba el "cante por
fritadillas", invención de aquél y hoy prácticamente perdido por la
dificultad en su ejecución vocal.
Dicen que con ocasión de aquel triunfo taurino, "Cepillerito" invitó
a cenar a Mª de las Mercedes, al mismo Silverio (gran amigo y admirador de su
arte), a su compañero de lidia, a sus respectivas cuadrillas y a un grupo de
aristócratas jerezanos y sevillanos. Antes de comenzar la cena pidieron éstos a
Mª de las Mercedes que interpretara la danza que la había hecho en Cádiz
famosa. Como ella se hiciera de rogar, se lo suplicó "Cepillerito"
recordándola los dos toros que en su honor había -tan bellamente- matado. No
supo ella luego negarse y diciendo : "Va por ti, mi Cepi" , puso
celestial imagen con sus pies y con su cuerpo a la música que la voz del gran
Silverio, a los acordes de una guitarra, iba desgranando. Enmudecieron todos,
tanta era la belleza del momento. Al maestro se le humedecieron los ojos. No se
sabe cómo hubiera terminado la cosa si el Tío Zósimo, propietario de la Venta del Tabardillo donde
lo que narro estaba teniendo lugar , no hubiera dicho, con su clásico gracejo
jerezano : "Ea, señores, vamos a tomar el Repollo de mi Casa (que es la de
ustedes) : pero de ahora en adelante le llamaré "Repollo Fritadillas"
para que el "ánge" de esa real "jembra" se quede en mi Casa
(que es la de ustedes) para siempre"...
(Prosigue el texto del artículo, pero ya no es, a mi entender, de interés, para
el asunto que nos ocupa)
Referido lo cual, tengo el mayor gusto en comunicaros los fidedignos pormenores
de la receta en cuestión, con la que tan románticos personajes estuvieron
relacionados :
INGREDIENTES
1 repollo de 800 grs.
150 grs. de carne de magro de cerdo picada finita
Media taza de vino fino de Jerez
3 chalotas
Media taza de aceite de oliva virgen extra
150 grs. de tocino de cerdo (IBERICO, no sed roñosos en ésto) picado finito. Si
no es ibérico, sustituid por panceta.
150 grs. de panceta de cerdo, cortada en tiras muy finas cuanto más largas,
mejor (son -como veréis- para envolver)
1 cucharadita de perejil finamente picado
Sal
Pimienta molida
Nuez moscada rallada
2 litros de caldo de pollo (vale Avecrem, pero ...)
150 grs. de nabos
150 grs. de zanahorias delgaditas
150 grs. de judías verdes tiernas
150 grs. de patatas (elegid las más pequeñas)
ELABORACION
Tras lavar el repollo, con un cuchillo alargado y muy afilado quitad, desde la
parte de atrás -el tallo- un trozo del tronco sin desbaratarlo. Depositadlo en
un pucherete y cubridlo de agua fría. Al fuego, y cuando empiece a hervir,
retiradlo.
En un lebrillo poned la carne de magro picada, el tocino de ibérico picado, el
perejil, las chalotas picadas finitas, la sal, la pimienta, la nuez moscada, el
vino fino y el aceite. Meted las manitas y amasad bien.
Sacad el repollo del puchero y, sobre la pila, apretadlo con las manos
cubiertas con un paño de cocina para que suelte toda el agua (vuelvo a deciros
que procuréis no desbaratarlo). Con la masa del picado anterior, y empezando
por el centro, id rellenando entre las hojas recomponiendo la forma del
repollo. Cuando esté, más o menos, redondito, colocad periféricamente las tiras
de panceta, cruzándolas, y atad -apoyándoos en ellas- el convoluto (nuevamente
para que no se desbarate) con un bramantito.
En el pucherete antedicho, colocad el convoluto y añadid los 2 litros de caldo. Coced,
tapadito y a fuego suave, durante dos horas.
Destapad ahora y dejad que siga cociendo. Pasados 3/4 de hora, añadid las
zanahorias (peladas, claro) . Pasado 1/4 de hora de este último añadido, poned
las judías verdes, los nabos y las patatitas (¿habré de deciros que debidamente
peladas/os?) Dejad que cueza, aún, media horita más.
Sacad el convoluto y ponedlo en una fuente de servir honda.
Quitad las cuerdecitas y las lonchas de panceta. Colocad las verduritas -lo más
artísticamente que sepáis- alrededor. Rociad el todo con el caldo de la cocción
(desengrasado si viérais que era menester).
Dejadme que, con el maestro Silverio, os cante hoy ("por
Fritadillas", of course) : ¡¡¡ Sos quieroooooooo, ignot@@@@@s
gent@@@@@@s !!!
GUILLERMO
Fernando
Martínez rondó por este grupo durante tres años. Sin las alharacas de otros
antes nombrados, sus intervenciones fueron siempre impecables, apostillando sin
complejos y con exquisita corrección cuanto gazapo –no comestible- se vertía
por aquí. Ello sin perjuicio de aportarnos muy cuidadas y canónicas recetas
como la que hoy rescato de la fosa googliana.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: (Fernando Martínez)
Fecha: 1998/06/27
Asunto: Pescadilla casi Martiko
Hola a todos,
Os mando una receta de origen vasco, pero que me ha llegado ya algo modificada,
por lo que no me atrevo a llamarla Pescadilla Martiko que, al parecer, es
la receta de la que procede.
Se trata de una receta fácil de hacer, y muy lucida para invitar.
Ingredientes
Una pescadilla grande (o una merluza pequeña, que tanto da)
Verduras para caldo al gusto (puerro, cebolla, zanahoria, apio...)
pimienta negra en grano
laurel
vino blanco
pan frito
avellana tostada
huevos duros
champiñones
mantequilla
harina
ajo
perejil
sal, aceite de oliva
Preparación
Limpiar y descabezar la pescadilla
En una cacerola poner las verduras para caldo, unos granos de pimienta negra,
laurel, sal, agua y vino blanco (yo he usado un Xarel.lo de Jaume Serra
,Penedés, pero quizá un blanco más seco sea mejor) así como la cabeza del
animal y cualquier otro despojo de pescado de esos que se que teneís por el
congelador. Cuando comienza a hervir meter la pescadilla y dejar cocer unos
minutos (6 o 7 serán suficientes). Sacar la pescadilla y dejar que siga
cociendo el caldo hasta reducirse a la mitad.
Pelar el pez y, si teneís la habilidad y paciencia suficientes, (yo no la
tengo) quitarle la espina y volver a montar el animal, como si nada le hubiera
pasado, sobre una fuente de horno.
En un mortero majar un par de costrones de pan frito, un par de yemas de huevo
duro, las avellanas tostadas, un par de ajos y perejil picado, con su sal
correspondiente y un chorrito de aceite de oliva (no mucho) hasta que forme una
pasta lisa que desleiremos con un par de cazos del caldo de pescado.
Volcar este majado sobre la pescadilla y darle un golpe de horno fuerte, que
habremos precalentado, si vemos que se nos va a quedar seca podemos mojarla con
un poco de caldo Y una salsita con champiñones para acompañar, que haremos
cortando unos champiñones en cuadraditos pequeños, los rehogamos en
mantequilla, con su sal, añadimos un poco de harina y, antes de que comience a
dorarse, mojamos con el caldo de pescado y dejamos reducir sin parar de mover
hasta que esté bien ligada.
Huelga decir que el caldo que nos queda lo colaremos y lo guardaremos para
mejor ocasión (un arrocito de verduras quizá?)
Un saludo,
Fernando Martínez.
De:(Fernando Martínez)
Fecha: 1998/06/27
Asunto: Re: Pescadilla casi Martiko
El Sat, 27 Jun 1998 13:21:23 GMT, f...@mx2.redestb.es
(Fernando
Martínez) amablemente escribió:
>Hola a todos,
>Os mando una receta de origen vasco, pero que me ha llegado ya algo
>modificada, por lo que no me atrevo a llamarla Pescadilla Martiko que,
>al parecer, es la receta de la que procede.
Donde dice Martiko debe decir Mirentxu.
Perdón por el error, prometo rebajar mis dosis de psicotropos :-))
Un saludo,
Fernando Martínez.
Nota: Fernando Martínez continua evangelizando la buena comida desde su página
en http://idd00qew.eresmas.net/ .
Debo entonces rectificar (mejor dicho: actualizar) la reseña al Viaje
Gastronómico/Lejano Oriente de Villanueva, que está mejor ubicado en
http://idd00qew.eresmas.net/js/selorif2.html
Morter
(Salva) es uno de los muy pocos seres afortunados en que su afición coincide
con su profesión. Sus artículos -consecutivos en el tiempo- sobre la
elaboración de croissants y sobre todo el dedicado a las Harinas (Todo lo que
Ud. siempre quiso saber y jamás se atrevió a preguntar) son el más precioso
legado que este varón ha donado, no ya a este grupo, sino a toda la comunidad
gastrófila, y que pueden hallarse en http://www.guiamiguelin.com/tecnicas/masas.html
Pese a que en episodios anteriores he procurado evitar reproducir una obra de
grandes dimensiones, recordando que esto es una antología –es decir, de lo
bueno lo mejor- y no me he podido resistir a traer aquí el episodio inicial de
esta última serie, invitando a aquellos a los que "enganche" a
recuperar el resto por sus propios medios.
De: "Morter" <sa_greixon...@mx3.redestb.es>
Fecha: 1998/02/26
Asunto: Harinas (Todo lo que Ud. siempre quiso saber y jamás se atrevió
a preguntar) Cap. I
Hola a tod@s:
Después de los capítulos dedicados a la elaboración del croissant y la bollería
hojaldrada en general, recuerdo que amenacé con seguir con los hojaldres, y
ahora estoy pensando que tal vez también podríamos hablar de panes y
panificación cuando terminemos con el hojaldre, bueno ya se verá.
En su día, cuando empezamos con el croissant, os comenté que sería mejor
conocer previamente el manejo del hojaldre básico, a ello voy, pero como esta
vez no me corre ninguna prisa, voy a empezar por el principio de todo, la
harina, que es la base de todas las masas y a duras penas conocemos algo sobre
ella.
Me he dado cuenta que hay gente que no sabe que existen harinas de fuerza y
harinas flojas, y mucho peor, que no saben cuando se debe aplicar uno u otro
tipo de harina, y así nos encontramos con gente que te propone hacer el
Plum-cake con harina de fuerza por ejemplo o bollos con harina floja, bizcochos
y magdalenas con harina de fuerza..., pero lo más grave es cuando se trata de
gente que publica libros y no lo tiene demasiado claro. Por caridad cristiana,
como diría tía Lucy, me abstengo de citar algún ejemplo, aunque los hay, y
bastante escandalosos.
Antes de entrar en materia quiero hacer una serie de puntualizaciones previas
He intentado recopilar todos los datos que poseo y procuraré exponerlos de la
forma más amena posible. Aunque algunos datos son más técnicos y a lo mejor de
no demasiado interés para la mayoría, también los incluyo, pues estoy seguro
que habrá alguien con más información que yo o más reciente, sobre todo en el
campo de la legislación vigente sobre harinas y derivados (Los datos que manejo
son bastante antiguos, y no los he podido confrontar, así que si alguien se
anima, estaré encantado de que me ponga al día o me informe de cómo puedo
hacerlo). Si algún apartado lo encontráis demasiado denso o aburrido, no me
importará que os lo saltéis (Total, no me voy a enterar....;-)))
También en el apartado de composición y propiedades de la harina tengo que
avisaros que no soy bromatólogo ni químico. He recogido los datos que he ido
encontrando en mis libros y que me han parecido más interesantes. Si alguno
sabe más de este tema y se anima a participar, estaré encantado y desde aquí le
invito a que lo haga.
También quiero animar desde aquí, si hay algún panadero que lea esto, que nos
cuente sus experiencias al respecto, puesto que las masas, sobre todo las
fermentadas tienen muchos misterios y curiosidades, es muy sorprendente como
influye el clima en el desarrollo de las masas, que haga o no haga viento, la
humedad, el tipo de fermentación que hacemos en bloque o por piezas da o quita
aromas...os garantizo que es un mundo apasionante y más cuanto más te metes en
el tema.
Y bueno, sin más preámbulos empezamos con el primer capítulo de la serie
HARINAS:
Entendemos por harina el polvo que obtenemos de la molienda de semillas de
gramíneas cómo él maíz, el trigo y el arroz y también el polvo procedente de
algunos tubérculos y legumbres.
COMPOSICIÓN
La harina de trigo contiene en su mayor parte almidón, un 70 %, entre un 9 y un
12% de proteínas, un 1,5 % de grasas, hasta un 15% de agua en el momento del
envasado y distintos minerales como potasio y ácido fosfórico. Los porcentajes
están regulados por ley
ALMIDÓN
Las células del álmidón de la harina están cubiertas por una fina capa de
celulosa que se rompe al hincharse estas en contacto con el calor, esto es lo
que provoca que las cremas pasteleras a base de harina por ejemplo si
cuecen demasiado se pongan correosas. El almidón es el responsable de la
consistencia gelatinosa de las masas.
PROTEÍNAS (GLUTEN) Y TASA DE HIDRATACIÓN
Entre las proteínas, las más importantes son las glutámicas, el gluten, cuyo
porcentaje esta regulado por ley, y no puede ser inferior al 5%, y entre
estas distinguimos dos: La glutenina, que aporta elasticidad a la masa,
cuando estiramos tiende a recuperar la forma original, y la gliadina que le
proporciona pegajosidad, y al mismo tiempo extensibilidad, la capacidad de
extenderse sin fragmentarse.La mayor o menor proporción de proteínas en el porcentaje
total de una harina es básicamente lo que distingue una harina de fuerza de una
floja.
A mayor cantidad de proteínas, la harina tendrá una mayor capacidad de absorber
el agua. La harina de "fuerza" o "gran fuerza", tiene hasta
un 15% aproximadamente de proteínas, y puede absorber hasta 750 g. de agua por kg.. Una
harina floja, en cambio, contiene un porcentaje de proteínas alrededor del 9%,
y puede absorber hasta 500g. de agua por kg.
Esta capacidad de absorción de agua es lo que se conoce por "tasa de
hidratación"
HARINAS DE FUERZA Y HARINAS FLOJAS
Las harinas de fuerza o gran fuerza provienen de granos de trigo duro,
generalmente de especies exóticas o especiales. También se les llama harinas de
primavera porque es la época de siembra de estos trigos, o también harina flor,
puesto que necesitan un tipo especial de molienda, en la que solo se utiliza la
parte central del grano (la flor) Las harinas flojas, también se conocen como
harinas de invierno o harinas candeales, proceden de granos de trigo blanco
cuya época de siembra es el invierno.
¿Cómo distinguimos una harina de otra?
(Apunta J.L. Polo. para la lista de trucos de tu página:)
Puede ocurrir,(y de hecho ocurre) que en un momento dado, no tenemos ninguna
manera de saber si la harina que vamos a utilizar es o no de fuerza. Para
averiguarlo es muy fácil, cogemos con la mano un puñado de harina y comprimimos
con fuerza. Si la harina es de fuerza, por sus propias características de
recia, veremos que se desmorona, se cae enseguida, los granos no mantienen
ninguna unidad. sin embargo la harina floja se compactará y mantendrá unos
instantes la forma de la mano.
Bueno, os dejo por hoy. Espero no haber sido muy pesado. En los próximos
capítulos hablaremos de las aplicaciones de las harinas, y también algunos
datos técnicos, intentaré explicar de una manera sencilla lo que es la tasa de
extracción y los criterios que se utilizan para evaluar la calidad de una
harina, y algunas cosas más, pero eso será otro día.
Un saludo de
MORTER
Las mujeres de Judea
me cautivan con su hechizo,
por eso me gustan tanto
las judías con chorizo.
(Nota: el verso final no se incluía en la firma de nuestro apreciado
contertulio por aquellas fechas, pero no he podido evitar añadir rasgo tan
característico.
Si alguno
dudó de que es.charla.gastronomia se constituye por su propios fueros como una
gran familia, repare en el hecho de que, cuando menos, tenemos en común una
tía.
Lucía, nuestra Tía Lucy es una dama de avanzada edad que vive retirada con la
única compañía de su fiel y silencioso mayordomo Rafaelito y su cocinera
Obdulia. Desde su soledad en "Los Calambriles", finquita de cierta
envergadura ubicada en la fecunda tierra andaluza, nos ha adoptado como
"sobrinitos y sobrinitas" y en calidad de tales nos narra sus cuitas,
generalmente referidas a las confidencias (de alto valor gastronómico) que
tiene a bien comunicarle su pícaro confesor el Rvdo. Padre Paciano, fraile
devoto adorador de... las excelentes viandas sólidas y líquidas que su pupila
atesora en la despensa y bodega del cortijo.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: papaminondas@arrakis.es (Tía
Lucy)
Fecha: 1999/08/29
Asunto: "Conejo a las Cabañuelas"
Hola, sobrinitos y sobrinitas :
Os voy a referir lo último que me ha pasado con el Padre Paciano estando yo
hace unos días en mi cortijo.
Ese día olía a tomillo y a flor de jara. Empezaba a apretar el calor de la
mañana. Las tórtolas hacía tiempo que habían buscado cobijo en las ramas de las
encinas más copudas del entorno del cortijo para mejor aguantar la solanera, y
sólo alguna rezagada se dejaba ver, volando perezosamente en zigzag, a su
regreso del arroyo que la había servido de bebedero. Se escuchaba el cri-cri de
las chicharras y, de tanto en vez, el zumbido de algún abejorro que zanganeaba
entre las flores del monte. El encanto estival de "Los Calambriles"
se mostraba descarado, sensual y primigenio.
Como todos los años, mi virtuoso confesor, el Padre Paciano, me había pedido
permiso para poder observar los cambios diarios de tiempo durante las
Cabañuelas, desde el cerro de "Cuelgajueces", en las estribaciones de
la sierra, pues sostenía que, con mucho, era ése el punto donde mejor y más
exactamente se podían establecer los pronósticos meteorológicos para el año
próximo. Quizá también influyera en su preferencia el hecho de que en dicho
cerro había no menos de diez majanos de los que más de la mitad eran fecundos
vivares de conejos, por lo que la licencia que le había dado para matar un par
de gazapetes cada día que durasen sus observaciones, la ejercía sin esfuerzo, y
aún propineándose, pues no era difícil cobrar dos animales de un solo tiro si
-como me consta que él hacía- se sorprendía a los animalillos sesteando
reunidos a la sombra del montón de piedras.
Comí ese día temprano y me recogí en mis habitaciones para echar una
cabezadita.
Me despertó el eco de la potente voz de mi director espiritual en el zaguán,
porfiando con Rafael, mi mayordomo, para que me despertara pues quería
presentarme sus respetos. Este último, conociendo mis costumbres, se negaba a
hacerlo defendiendo mi descanso. Ya desvelada, zanjé la disputa en que estaban
asomando la cabeza por la puerta de mi dormitorio y diciendo:
Déjalo, Rafael; ahora mismo bajo. Haz pasar al P.Paciano al salón y sírvele un
refresco mientras lo hago. ¡Ah! Y nada de acompañamientos sólidos hasta que yo
te lo ordene, que los calores son muy traicioneros para las digestiones. (Y mis
ausencias -pensé- para la integridad de mi despensa)
Me refresqué, me puse ropa limpia, me eché unas gotas de 4711 -el agua de
Colonia que tanto me gusta- y bajé al salón. El P. Paciano, sentado en un
sofá, acababa de dar cuenta de una botella de cerveza.
Buenas tardes, Lucía queridísima -dijo, poniéndose de pie.
¡Qué bien te sienta el verano y qué grata fragancia exhalas!
Déjese su Paternidad de zalamerías -repuse, bien que halagada por que hubiera
reparado en el toque perfumístico- y arréglese el manteo, que parece Vd. un
cura trabucaire.
En efecto, el buen preste no se había dado cuenta de que llevaba la sotana
recogida a la cintura, como solía hacer cuando andaba por el campo, dejando ver
un par de pantalones bastante raídos, de un color oscuro indefinible.
Arregló -en lo buenamente arreglable- el cura su atavío.
Y qué ¿cómo van esos pronósticos, hombre
de Dios? - inquirí.
Los pronósticos, muy bien, gracias a tus bondades para conmigo, y hasta te diré
que el próximo año, si no me equivoco, parece pintar próspero en lo
climatológico para la agricultura. Pero ya te lo referiré por menor cuando las
Cabañuelas hayan terminado. Hoy vengo a tratar de corresponder a tu generosidad
en la medida de mis menguada fuerzas.
- No tan menguadas, Reverendo, que parece que los años no pasaran por Vd.
Dígame qué es ello.
Una
fruslería gastronómica, hija. Una receta propia de cazadores que se refiere a
ese simpático roedor que se denomina "conejo" que tanto abunda en
nuestra amada patria y, de manera harto especial, en esta propiedad tuya de
"Los Calambriles", donde su contacto cotidiano con los juagarzos, los
cantuesos y otras hierbas de olor confieren a su carne una suavidad y un
perfume especiales. Por eso, hija mía, me he permitido contravenir tu licencia,
y cazar para ti un ejemplar adulto -este que te ofrezco ha de pesar más de tres
libras, a buen seguro, y eso que lo he destripado para ti- con el que puedas
constatar la exquisitez de mi fórmula. Es ésta :
CONEJO
A LAS CABAÑUELAS
INGREDIENTES
1 conejo de monte de 1,250
Kg. de peso
3 cebollas hermosas
50 g de mantequilla sin sal
2 rebanadas de pan candeal
1/2 vaso de vino tinto
1/2 limón (el zumo de)
1/4 vaso de vinagre (bueno) de vino tinto
5 g. de jengibre molido
2,5 g. de canela molida
2 g. de pimienta negra recién molida
2 g. de ralladura de nuez moscada
2 clavos (especia)
1 trufa
0,5 litros de buen caldo de carne
ELABORACION
Tostar las rebanadas de pan y, en un plato sopero, añadir el 1/2 vaso de vino,
1/2 vaso de caldo y 1/2 vaso de vinagre, hasta que se empape bien.
El conejo, eviscerado, despellejado y
descabezado lo cortaremos en trozos. Pondremos éstos en una fuente refractaria
e introduciremos ésta en el horno para gratinarlos, dándolos la vuelta luego
para hacer la misma operación por los dos lados.
En un puchero pondremos la mantequilla y las cebollas, cortadas en trozos
pequeños, calentando a fuego suave hasta pochar éstas.
Añadiremos entonces los trozos de conejo y los rehogaremos un par de minutos.
En un mortero pondremos las rebanadas de pan (junto con el líquido que no hayan
sido capaces de absorber), el zumo del 1/2 limón, el 1/4 de vaso de vinagre que
nos queda, y las especias. Majaremos bien todo ello y haremos, con la mano del
almirez, una pasta, ayudándonos con un poco de caldo.
Echaremos la citada pasta -junto con lo que nos quede del caldo de carne- en el
puchero y dejaremos que cueza cosa de una hora a fuego más bien suave. A la
media hora de cocción, añadiremos la trufa finamente picada. Si la salsa se nos
hace demasiado espesa, nada nos impide hacerla más fluida añadiendo caldo
caliente.
Cuando los tasajos del conejo estén tiernos, el guiso estará listo para ser
comido y disfrutado.
Mucho le agradezco, Padre Paciano, -dije- su delicado recuerdo y su sapiente
receta que, por provenir de donde proviene, estoy segura de que ha de dar lugar
al honesto placer de su degustación.
Hágame mañana la merced de venir a compartirla conmigo: prometo que me atendré
escrupulosamente en su elaboración a las claras prescripciones que me ha dado.
Será un privilegio, hija mía, -respondió el preste- participar en tu yantar,
pero te ruego traslades el día de su ingesta a pasado mañana pues, a más de
convenir a la carne de caza un par de días -aún en verano- de maduración, he de
recordarte que mañana es viernes y que mi condición de eclesiástico hace que,
aunque no sea preceptiva, guarde yo la recomendación de abstinencia que la
santa Madre Iglesia hace: y otro tanto deberías hacer tú, virtuosa Lucía, si
quieres que algún día reanudemos esta amable cháchara en el cielo.
Comprendí que había metido la pata, así que dije :
¡Qué sería de mí sin Vd., Padre Paciano, que viene a disimular mi
aturullamiento en materia de calendario. Sea como Vd. dice y quédese el conejo
para el sábado. Permítame, sin embargo, que para hacer más llevadera la espera,
obsequie a su Paternidad con unas lascas del jamón que tanto le gusta.
¡Lucía bienamada! -dijo el cura- ¡qué bien sabes lanzar tus flechas al talón de
Aquiles de los espíritus flacos -por humanos- como el mío! Sea como sugieres,
siempre que lo hagas acompañar de una botellita de algún rico espirituoso de tu
bodega. Si éste proviene de la
Rioja -cuna de Santo Domingo de Guzmán- y si es del año 94
-año en que S.S. el Papa proclamó la santidad del Obispo de Zimbambwe R.P.
Kangongo Mambú, muerto en olor de santidad a manos de los hutus y que por ello
despierta en mí un inusual fervor- tanto más agradecido será.
No se hable más -repuse. ¡Rafaelito! Trae una botella de Marqués de Cáceres
(sí: ese que tiene el marbete de color morado episcopal) y fíjate que sea del
año 1994, trae dos copas, un platito de jamón del de casa y unas pocas de
"regañás" para obsequiar a mi querido confesor. ¡Ah! Y llévate esta
bolsa que contiene un conejo: que lo desuellen en la cocina y que le quiten la
cabeza. Es para pasado mañana: luego te daré instrucciones.
Tardó el Reverendo menos de lo que yo tardo en contarlo en dar cumplida cuenta
del jamón, del vino y del pan que a uno y otro acompañaba. Una vez lo hubo
hecho, se despidió de mí :
No debo seguirte importunando. Gracias por este sustancioso refrigerio y hasta
pasado mañana a la hora del almuerzo. Mañana, aunque proseguiré con mis
observaciones climatológicas, no te molestaré.
Quédate con mi bendición, hija mía.
Diciendo lo cual, recogió su escopeta del calibre 12 de cañones paralelos que,
junto con su canana, había dejado apoyada sobre la chimenea durante nuestra
plática, y una bolsa de plástico con la marca de unos grandes almacenes,
repleta de no sé qué cosas.
¿Qué lleva Vd. ahí, Padre Paciano? -inquirí
Nada digno de mención, bondadosa Lucía. Unos conejillos que he debido abatir
antes de encontrar uno que, por su tamaño, fuera merecedor de tu mesa.-repuso.
Pero yo le había autorizado únicamente a dos gazapillos, y ahí van más de ocho
conejos adultos - protesté.
¡Futesas! Los dedicaré a la experimentación culinaria y te tendré al corriente
de los resultados que con ella obtenga : "Docendi sunt Christiani"
como ya señalara el impío Lutero -a quien Dios confunda- en 9 de sus famosas 95
heréticas tesis. Reflexiona sobre ello y no te enojes. Adios, de nuevo, hija
querida, adiós ...
Cuando quise reaccionar, mi confesor se había subido a la mula de su propiedad,
había acomodado escopeta, canana y bolsa en su arzón y había picado espuelas
emprendiendo -alegre- el camino de regreso.
¿Qué os parece, sobrintos y sobrinitas queridos? Os quiere vuestra
Tía Lucy
Manuel
Gutierrez del Arroyo era (tal vez sigue siendo) el más largo "nick"
que contertulio alguno haya adoptado. Hasta el verano de 1999 este veterinario
afincado en Madrid fue uno de los más asiduos participantes. Buen conocedor de
las setas y de su aplicación a la culinaria, de su obra extraigo para hoy unas
excelentes y simples recetas para estos saprófitos seres.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Manuel Gutierrez del Arroyo <mgutierrez@mol.es>
Fecha: 1997/10/28
Asunto: Setas: Recetas de Boletus edulis
El Boletus edulis es el llamado vulgarmente hongo, calabaza, sureny u
onto zuri, en Fracia (donde son muy apreciados) se llaman ceps. Es una
de las reinas de las setas y cuando un setero encuentra un sitio donde
crecen, sino salta y grita de alegria es porque hay que disimular (puede
haber otros seteros por las inmediaciones).
He aqui como los oficio yo:
Boletus
edulis en escalope
------------------------------------
- Limpiar las setas, quitar los poros a los ejemplares mas viejos y cortarlos
en trozos grandes.
- Rebozar en huevo y pan rayado.
- Freir en aceite de oliva a fuego muy fuerte poco tiempo (lo justo para que se
dore).
- Comer calientes.
Esta es la manera en que se aprecia al maximo el aroma y la esponjosa suavidad
de esta singular seta.
Boletos edulis en tortilla con bechamel
----------------------------------------------------
- Limpiar bien las setas, quitar los poros a los ejemplares mas viejos y
filetearlas.
- En una sarten con un poco de aceite rehogar cebolla cortada en cuadraditos y
un diente de ajo muy troceado.
- Cuando la cebolla empiece a dorarse añadir las setas y dejar perder el agua
de constitucion.
- Sacar, escurrir y reservar.
- Hacer seis tortillas finas (parecidas a un crepe gordo).
- Colocar encima de una tortilla un poco de las setas y cubrirla con otra
tortilla como si fuera un sandwich.
- Rebozarlas en huevo batido y darlas una vuelta por la sarten con aceite.
Colocar en el fondo de una fuente salsa de tomate (casera), colocar
encima las tortillas rellenas de setas y cubrirlas con una bechamel suave.
- Espolvorear con queso rallado por encima.
- Gratinar en el horno justo antes de servir.
Salu2.
Manuel Gutierrez del Arroyo
"El ordenador es la evolución lógica del hombre:
inteligencia sin moral" (John Osborne)
Luís Ungo,
también conocido como Yayo, es una de las más destacadas personalidades que por
aquí han pasado. Defensor a ultranza de las peculiaridades gastronómicas de su
Valencia, este veterano de la vida nos ofreció un día la más canónica receta de
arroz en paella que haya visto internet y reproducida hoy en más de 25 URLs,
muchas de ellas apócrifas (ver post "la paella de Yayo").
Otras muchas recetas nos ha dejado aquí, además de entusiastas opiniones y...
alguna que otra estimulante polémica (de esas que decía Polo que no serían
frecuentes).
Traigo aquí hoy una de sus mejores aportaciones realizadas al principio de su
andadura que aún hoy continua y que espero que nos quede Yayo para muchos años.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Luis Ungo" <lungo@ctv.es>
Fecha: 1998/07/09
Asunto: COCA DE TOMATE Y MÁS.
COCA DE TOMACA Y PEBROT AMB TONYINA
(TORTA DE TOMATE Y PIMIENTO CON ATUN)
Las “Cocas” pueden ser, dentro de la cocina valenciana, de dos tipos, dulces
como la Coca de
San Juan, la Coca
en Llanda, etc.. Y otras de tipo salado. A este tipo pertenece la que vamos a
explicar.
La coca salada en sus diferentes formas es una especie de pizza por cuanto lo
que es la parte que vamos a llamar relleno va sobre la superficie de la masa y
se pone al horno para que se cueza y se termine de hacer.
Hay gran variedad de cocas saladas, pues si la masa normalmente es igual para
todas, el relleno puede ser tan variopinto como cocineras haya.
Esto es como el arroz en paella que cada uno le da el toque que quiere, pero si
ya la calificamos como “valenciana” hay que ajustarse a unas reglas y unos
productos que le son inherentes.
Pero pasemos a lo que es esta receta:
Para la masa:
375 g de harina (farina).
Una tacita y media de las de café, de aceite.
Una tacita y media de las de café, de vino blanco, optativo, pero que
mejora
el sabor de la masa.
Sal.
Para el relleno:
1 kg. De tomates maduros.
200 g de tonyina (atún en salmuera).
100 g. De atún en aceite
25 g. De piñones.
2 pimientos rojos grandes.
Dos tacitas de las de café, de aceite de oliva.
Para preparar la masa:
Unir todos los ingredientes de la masa en un recipiente tipo bol pero más
grande hasta, trabajándolos hasta que la mezcla se separe de las paredes del
recipiente.
Se coloca un poco de harina en el fondo del recipiente donde hemos trabajado la
masa, se coloca esta encima y dejamos reposar la masa como una media hora.
En tanto nos dedicamos a preparar el relleno. Para ello procedemos a desmenuzar
con las manos la "tonyina" en trozos pequeños. Se trocean los
pimientos. Se pican los tomates despropósitos de su piel.
Echamos el aceite en una paella (sartén) y lo calentamos bien. Llegado a este
punto la retiramos del fuego y le echamos los piñones y les damos unas vueltas
para evitar que se quemen aunque si que se doren. Si el aceite se hubiera
enfriado y no hubiéramos conseguido este efecto en los piñones, volvemos a
poner la sartén al fuego hasta conseguir este efecto. Una vez que los piñones
los tenemos así, los retiramos de la sartén y los reservamos.
En el aceite donde hemos frito los piñones procedemos a freír los pimientos y
cuando empiecen a dorarse, añadiremos los tomates dejando que la mezcla se vaya
friendo lentamente hasta que el jugo de los tomates se consuma y solo se note
el aceite sobre la superficie.
En este momento le echamos la sal al gusto y dependiendo del paladar de cada
uno se puede añadir azúcar para paliar es sabor más o menos ácido del tomate.
Yo lo prefiero sin azúcar.
Se añade entonces a esta mezcla el atún en aceite desmenuzado, la
"tonyina" y los piñones. Se mezclan bien todos los elementos y de
deja un poco más de tiempo al fuego, como unos cinco minutos.
Volvamos a la masa una vez haya reposado sus 30 minutos y procedamos a
colocarla sobre una superficie dura y lisa donde se pueda trabajar y estirar
con el rodillo hasta alcanzar una superficie que sea un poco mayor que la
bandeja donde la colocaremos. Esto es así porque hemos de recortarle los
bordes a la masa para que se adapte a la bandeja (llanda). Untamos esta con
aceite, le colocamos el relleno bien extendido por toda la masa de una manera
uniforme y ya la tenemos lista para meter al horno el cual se habrá
precalentado anteriormente a una temperatura de 180º durante 10 a 15 minutos.
Una vez colocada en el horno se tiene en el mismo a la temperatura indicada
durante una media hora, mirando de vez en cuando para saber su estado de
cocción y dependiendo del gusto de cada uno. Hay que la masa la quiere
crujiente y hay quien la prefiere más tierna. Lo mismo pasa a la hora de
comerla cada uno la prefiere de una forma desde muy caliente a fría. Yo estimo
que como dice el refrán en el término medio está la virtud.
Que os guste y ¡ Bon profit ¡ (Buen provecho) :-)
LUIS UNGO MARTINEZ
En mi
búsqueda antológica sobre este grupo que vengo llevando estos días, me he
encontrado con algo que no me sorprende, pero que al menos creo interesante
comentar.
En su día Yayo "Luis Ungo" publicó para nosotros una muy buena receta
de paella. Buscando su ubicación en Internet la he encontrado abundantemente...
pero, frente a sólo 5 donde se cita correctamente el firmante de esa obra de
arte aparecen al menos 12 donde tal dato es cuidadosamente escamoteado.
A la pregunta
de Lady Bego ?4, pues sí, me estoy pateando el guuguel -grups a cuenta de esta
antología. Pero no es tarea ingrata. Al contrario, además de evocar buenos
recuerdos, hoy me ha tocado repasar las intervenciones de un huracán llegado de
la putah Utah. Confieso que las lágrimas de risa me han forzado a interrumpir
la lectura varias veces.
"La Begoguatfor"
es como la pimienta en la ensalada, como el limón sobre el marisco, como el
ketchup para la tortilla. No hay texto sagrado para esta maña que siempre
encuentra una frase roma que afilar y dejar en paños menores –cuando no en
pelota picada-.
Aunque he renunciado de mala gana a traer aquí una retahíla de sus marXianos
comentarios salpicados de su personalísimo vocabulario y que constituyen el
grueso de sus intervenciones, en algunas ocasiones -pocas pero sustanciosas-
nos ha transmitido alguna receta como la que transcribo hoy.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: jwatford@xmission.com (Bego
Watford)
Fecha: 1998/08/12
Asunto: Lengua de VACA (para Montoliu) era: Re: Lengua de Ternera
"noticias.ibernet.es" <u...@datalogic.es>
se come la lengua:
>Me gustaria mucho me enviaran alguna receta de " lengua de
Ternera"
Todavia se come lengua??? Yo nunca jamas he visto en tiempos de ahora ninguna
ya, digamos empaquetada en los supermercaos o colgada del gancho de la
carniceria... Ahhh! En mis tiempos el tendero solia dejar las cabezas en primer
plano del mostrador frigorifico, y hasta con la lengua fuera. Os imaginais un
bicho... una calavera mas bien, alli mirandome con esos ojos saltones y con la
lengua a un lao, mientras Begoñita iba de pequeña a comprar el pollo entero y
la docena de huevos?
Si, hace muuuchos años de eso... Tantos, que servidora a mis treinta y ochhh...
(GRACIAS desde aqui a los/las que me felicitaron por mi cumple!!) y pico
todavia me viene a la memoria. Ay! Y, claro, tambien me acuerdo de como
prepararla! Peeeero... vas a perdonar que te sustituya la lengua de ternera por
una de vaca. No me preguntes la diferencia, que no las tengo a mano para
compararlas. :-D Ademas, queria dedicarle a Montoliu (que le gustan
mucho las vacas) este post. :-)))
De su Vaca Margarita, recetica dedicada con mucho cariño a mi amigote de
juegos, pasiones y escarpadas, el Cabroncete }:-) del AA
Montoliu:
LENGUA DE VACA=
Por fin! Mis suplicas, ruegos, lloros cocodrileriles, lagrimas ensangrentadas y
dineros en el cepillo a la
Virgen de Fatima me milagrearon tener frente a frente...
mejor dicho, cuerno a cuerno... al idolo de mis bobadeces, el Cabrito del
Montañaliu.
Mi plan de ataque esta vez seria de lo mas simple: Le saque la lengua!!
:-P Y mi sorpresa de contraembestida fue de lo mas... rudo: El muy
Cabrito ME LA CORTO!!
Y, paso siguiente, procedio a prepararsela, de este modo asi, pal
desayuno:
Una enorme cacerola escaldaba con agua hirviendo mi lenguecita de piñon durante
un par de minutos. Me despojo de la piel dura que la cubre con un enorme
cuchillo asesino. Zas! Zas! onomatopeyaban los duros golpes del poderoso mazo
mechandomela!
Montalio troceo 100
gramos de tocino verao, que añadio a una sarten bien
caliente con 50 gramos
de manteca y... mi bella lenguota reogandose. Por si fuera poco y para ponerme
definitivamente fuera de combate, me baño con una copa de Jerez. Casi se me
quema la lengua!! Menos mal que me encasqueto bien pronto medio litro de agua,
junto con un tomate grande bien troceao, una cebolla grande a cuadraditos, doz
zanahoriaz... es que ya no puedo ni hablar!... y cinco ajoz, una hoja de
laurel, perejil, tomillo y sal. Sal? Si, eso queria mi lengua de pitimini:
salir!!
--CANIBAAAAAL!!!!-- Mi desmembradura grito en un heroico gesto de arranque,
mientras asomaba la cabeza... digo, la punta por la horrible cacerola.
Pague mi desprecio con el fuego lento del horno, para mi sumo sacrificio, por
una hora. Cuando estuvo ya cocida y bien tierna, el Cabroncio Metelios me la
puso en una fuente de oro, marfil, ebano y piedras de bisuteria preciosas (como
mi señora lengua merece). La negra pezuña criminal se disponia a cortarmela en
filetes bien gruesos cuando, de repente... me arme de valor y... SE LA ROBE!! Le arrebate mi
lengua!!
:-) Me la puse en la boca y por arte de magia internetera se me
reconectaron las glandulas salivares.
Asi de sencillo y por milagro de cuento increible, mi querida lengua volvio a
funcionarme (como podeis bien ver, oir, leer e imaginar) aun cocida! Menos mal!
Uffff!! Y, en cuanto al cabraloca de Anastasio Ataulfo Montoliu, aqui le va
esto: :-P
Desde las cumbres borrascosas, encima de las cimas de mis montañas
pirenaicas, en la provincia de la puta Utah,
La Vaca Margarita
@}---->-------
Bego Watford
bgo?4
Fernando
S________ (raya incluida), cuyo verdadero nombre era Fernando Sanz Fernández
fue otra alma errante por el ciberespacio que impactó contra la atmósfera de
este grupo y lo iluminó durante un largo periodo hasta que por las razones que
fueran (espero que propias y justificadas y desde luego ninguna funesta causa)
dejamos de tener noticias suyas. Hoy viene a esta antología por derecho propio
tanto por sus muchas aportaciones como por el entrañable vano que nos dejó su
marcha.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Fernando Sanz" <f...@iies.es>
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Fecha: 1999/04/03
Asunto: Un arroz mundial, oye
Hice
trasantié el mejor arroz de mi vida.
Con salchichas rojas, oye. Como dos o
tres por persona.
En la sartén me pasé en el aceite, pero
está tan bueno pringoso y sale un arroz torrado tan bueno que me temo que
procuraré pasarme de aceite en lo sucesivo.
Cuando ya estaban chamuscaditas las salchichas, cortadas en tres trozos, añadí
la cebolla y el ajo; más tarde el tomate, pero justo antes dos generosas puntas
de cuchillo cebollero de pimentón. Con el tomate ya deshecho añadí unas hebras
de azafrán y algo de albahaca de frasquito, que me olió muy bien y en sintonía
con el azafrán en la cata previa :-).
No me resistí a poner una hoja de laurel para que oliera más entoavía, (aunque
no me pareció que fuera a hacer buenas migas con los otros dos aromas, pero que
le vamos a hacer, uno es así. A mi me pasa en la cocina algo así como lo que
les pasaba a los barrocos: horror vacui).
Intuyendo unos huecos entre los granos de arroz que cocería mas tarde decidí
rellenarlos con dos docenas de guisantes. También media bolsa de alcachofas
congeladas ¿150 gramos?, éstas no de adorno, ¡Por Dios!
Puse mas sal de la prudente y menos del doble de agua que de arroz. No entiendo
la manía de engañar al personal con eso de que se debe poner dos de agua por
una de arroz. Nunca es así, ni en el caso del arroz blanco en donde no hay
verdura que aporte agua adicional.
18 minutos o menos al fuego, unas tiras de morrones encima antes de acabar y un
calentón al final para que haya socarrado.
De muerte.
Mira, como siempre, entre que se sientan a la mesa y niño lávate las manos,
María el agua ¿yo papáaa? y todas esas cosas, el arroz sigue en la cazuela a
temperatura cociendo, cociendo,.. Solución, lo siento por las tiras de morrones
que adornaban, lo serví en una fuente honda; de este modo no se me pasó y lo
que sobró, mmmmmmmh! frío por la noche con mayonesa..., estaba riquísimo.
Oye, nadie, que yo sepa, ha mencionado que para la paella y arroces en general,
creo que no hay duda, el arroz que hay que usar es el corto, ¿bomba? , no sé,
el de toda la vida. Creo que el largo puede ir mejor para ensaladas, o refritos
después de cocidos, tres delicias y cosas así; yo prefiero el redondito para
todo, la verdad, es mas untuoso y sabroso. Solo que hay que tener cuidado con
el punto.
¿Será posible
que el cocinero ese de la tele anuncie el arroz brillante y además diga que él
lo usa siempre y, más aún, que sus clientes estén encantados????
n Saludo
Fernando S._________
Tatiana
Suárez, simplemente Tatiana, anduvo con este grupo desde sus inicios y a lo
largo de los años nos dejó páginas llenas tanto de su envidiable sabiduría como
de su entrañable personalidad. Su cocina, apegada a ritos ancestrales que
desaparecen enfermos de malentendida modernidad, está preñada de confitería en
el estricto sentido de la palabra, pues abarca tanto la repostería como –y
destacadamente- las conservas.
Premiada tanto en lo práctico –aquella receta de peras- como en lo teórico
–libro de "cocinar es divertido" junto a José Ramón Zueco-, sus
múltiples actividades y el tiempo que ello le requería nos la fueron hurtando
hasta cesar en sus siempre bienvenidas intervenciones. Espero que algún día nos
haga un hueco y vuelva a regocijarnos con recetas como la que hoy saco del baúl
del grupo.
26 jun 1999 08:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Tatiana S." <tsl00001@euskalnet.net>
Asunto: De chutneys y agridulces
Hola a todos, envío esta receta de "Chutney de otoño" a petición de
mi querido amigo Fernando Sanz, que por cierto nos tiene abandonados
últimamente. A ver si con esto se anima y nos envía algunos de sus suculentos
comentarios culinarios.
Saludos, Tatiana S.
Para los no
iniciados en el tema, los chutneys son una especie de mermeladas agridulces,
elaborados por lo general a base de una mezcla de verdura y fruta, así como
azúcar, vinagre y especias. Su sabor agridulce y a veces picante combina a las
mil maravillas con toda clase de asados, terrinas y patés, así como
hamburguesas, salchichas y todo lo que se hace a la barbacoa. Una vez
envasados, deben reposar un mínimo de un mes, para que el vinagre que contienen
pierda agresividad y los sabores se mezclen. Duran un año o más en la despensa
(¡si les dejamos!); cuanto más tiempo pasa, mejor están.
Éste que os recomiendo hoy lo probó Fernando a finales de mayo y está hecho en
octubre (de ahí su nombre), pero se puede hacer en cualquier época del año.
Las salsas agridulces no llevan verdura y resultan menos laboriosas de hacer,
ya que sólo se necesita fruta, azúcar, vinagre y especias, y no requieren de
tanto reposo, aunque también mejoran con el tiempo. Dispongo de numerosas
recetas al respecto, algunas de ellas de mi creación, porque es un tema que me
apasiona, así como de bibliografía. Los interesados no tienen más que hacérmelo
saber. Caso de haber "quorum" suficiente, las enviaría al grupo.
Chutney de otoño (para carnes de cerdo, aves y patés) Salen 8-10 frascos (de
los normales de mermelada)
2 Kg. de manzanas, 1 Kg.
de peras, 1,5 Kg.
de tomates maduros, 2 Kg.
de azúcar moreno (o mitad y mitad), 500 g. de pasas de Corinto, 1 litro de vinagre de vino
blanco o tinto, 1 cucharadita de pimienta de Cayena, 1 cucharadita de pimienta
negra, 2 cucharadas de sal, 1 cucharadita de jengibre molido.
1) En una cazuela amplia de bordes altos, poner a calentar el vinagre, el
azúcar, la sal y las especias a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva.
2) Mientras tanto, pelar, descorazonar y trocear la fruta y pelar y trocear los
tomates. Añadir estos ingredientes a la cazuela y llevar a ebullición. Bajar el
fuego y cocer a fuego lento durante 2 horas aproximadamente, removiendo de vez
en cuando con una cuchara de madera para evitar que se pegue. El chutney estará
listo cuando haya espesado y, al remover con la cuchara, el surco que ésta deje
no se llene inmediatamente de líquido.
3) Poner en caliente en frascos previamente esterilizados, cerrar fuertemente y
poner boca abajo hasta que se enfríen. De esta manera se hace una especie de
vacío que permite mantener la conserva durante un año. Además, el vinagre y el
azúcar actúan como antisépticos y conservantes, así que es muy difícil que una
conserva de chutney o una salsa agridulce se eche a perder, como puede suceder
con las mermeladas.
4) Una vez fríos, verificar el cierre de los frascos intentando abrirlos. Si se
abren con facilidad, es que no se ha hecho el vacío, en cuyo caso serán los
primeros en consumirse una vez transcurrido el tiempo de reposo (esto es más
que nada por sentido práctico, los otros frascos durarán más). Si cuesta
abrirlos, pueden etiquetarse y guardarse en un lugar fresco, oscuro y seco.
Esperar un mes antes de consumir.
NOTA: Para llenar los frascos con facilidad y sin quemarse, se puede utilizar
un embudo de boca ancha o, en su defecto, una botella de agua mineral cortada a
unos 10-15 cm.
de la boca. Si se derrama algo por los bordes, los frascos deben limpiarse con
papel absorbente o con un paño limpio y humedecido. Para cerrarlos, ayudarse de
un paño de cocina (estará muy caliente).
Se puede hacer perfectamente en el microondas, con lo que nos ahorraremos el
peligro de que se agarre al fondo de la cazuela.
Únicamente hay que tener la precaución de no llenar demasiado el recipiente
para que la preparación no se desborde y extemar los cuidados para no quemarse
al manipularlo (utilizar paños gruesos, manoplas, etc.), porque alcanza un
temperatura muy alta. Por lo demás, el tiempo de cocción es más o menos el
mismo que en el fuego y debe removerse cada 20-25 minutos.
Saludos, Tatiana S.
Pancracio
Santos o Txipiri es el archiconocido nick de Juan José Salado Mendía, uno de
los más señeros colaboradores de este agora gastronómico. Además de su pertinaz
e interesantísima colaboración escrita, el pequeño gran vasco tiene a gala
haber sido además el primer anfitrión de las reuniones de
es.charla.gastronomia, bastara eso para ocupar un puesto de privilegio en la
historia del grupo.
Como es de muchos conocido, nuestro amigo sufrió hace más de un año un serio
accidente que le mantiene apartado de nosotros. La última vez que tuve noticias
suyas, me contaba que su recuperación continuaba lenta pero inexorablemente
tras un largo calvario. Espero que en breve podamos volver a disfrutar de su
magistral conocimiento de la culinaria, tantas veces demostrado como en el
artículo que hoy os traigo.
25 oct 1999 08:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Pancracio Santos" <jujosa@euskalnet.net>
Asunto: EX - GUARNICIÓN
No me encontraba el otro día con muchos ánimos. El gato de mi ácido úrico se
estaba encargando de dejar las muescas de sus nueve colas en mi tobillo
derecho. Como llovía y el cielo estaba tremendamente encapotado, me dispuse a
cobijarme en la habitación de los trastos (ordenador) para tratar de humillar
por primera vez a Fritz, el verdugo de Kasparov (nunca lo he conseguido, ni en
el nivel más bajo, pero no cejo en mi empeño).
Fritz hizo su aparición en la pantalla, y en el equipo de música, Karajan se
encargaba que cientos de años después, Amadeus nos deleitara con su «Requiem en
re menor».
La pista 10 "N.2 Hostias (coro)" avanzaba, cuando un canto de sirena,
eclipso la melodía. Era la voz de mi amada esposa.
Deje todo inmediatamente y pregunté:¿Que deseas?
Pancracio, hace mucho tiempo que no me pones un «pastel de bacon», y, como me
voy a poner a dieta a partir del día 3 de Noviembre (tiene cita ese día con la
mujer que la hará sufrir durante unos meses) pues he pensado que.....
No la dejé terminar. «Amatxu» tiene mucho peso específico en mi casa (perdón,
su casa,) y sus deseos son ordenes para mí:
Tendrás tu pastel de bacon para cenar, le dije ante el reto. Hacía mucho tiempo
que no realizaba un pastel de bacon ¿me acordaría?, ¿no me acordaría?
Pues me acordé y aquí os va apreciad@s ciudadan@s.
«PASTEL DE BACON»
El «Pastel de Bacon», también llamado «Tarta de Bacon», es una guarnición que
acompaña carnes, sobre todo chuletones y villagodios.
Esta guarnición la he convertido en una ex-guarnición al procurarle dos o tres
ingredientes más.
En un principio se compuso (hablo de mi elaboración) de patata y bacon, pero
después de la transformación a la que la he sometido queda de la siguiente
manera:
¿QUE SE NECESITA?
UTILES
Para la elaboración de este plato se necesita:
Una freidora (importante; por atribuir al aceite la temperatura justa de una
manera rápida y eficaz). Si no se dispone de freidora se puede utilizar una
sartén.
Una mandolina
Un molde (de los de silicona si se tiene la suerte)
Un horno
INGREDIENTES
- Mantequilla (solo si no se tiene molde de silicona)
- 4 patatas medianas
- Aceite de oliva (0,4º)
- 250 gr. de bacon cortado fino (si os sobra os hacéis un bocata que frito está
muy rico)
Hasta aquí, la receta original.
- 50 gr. de «Txitxikis» (que en mi amada tierra vasca, hacemos llamar a las
chichas con las que se elaboran los chorizos), si se quiere más, pues más.
- 50 gr. de lomo (puede ser fresco o adobado), si se quiere más, pues más.
- una cebolla pequeña
- Sal
- Pimienta blanca
ELABORACIÓN
1º Como siempre al fogón todos los ingredientes
2º Pongo la freidora a 140º.
3º Pelo las patatas, las enjuago y paso por la mandolina (lonchas finas),
depositándolas en un plato. Las mondas son depositadas con delicadeza en la
basura.
4º Como los «txitxikis» generalmente están apelmazados (todo unido), procuro
separarlos para que se frían bien, y el lomo lo corto en dados pequeños (no lo
suficientemente pequeños para que se escapen de la cesta de la freidora), y lo
reservo en un plato a la espera de su turno.
5º Trabajo la cebolla en juliana fina y la reservo de la misma manera que las
carnes.
6º Entretanto me fijo si la freidora está a temperatura (me lo indica un
pilotito muy listo que posee la masquina) y si así es, voy introduciendo las
finas lonchas de patata una a una en el artilugio eléctrico a fin de que se
vayan pochando. Es muy importante meter las lonchas en el aceite una a una,
pues si tomamos un montoncito, seguramente irán adheridas a causa del almidón y
no se pocharán por igual, mientras que de ésta manera el aceite se encargará de
que esto no sea tan dramático.
7º Supongamos que las patatas ya están pochadas, (cosa que comprobaremos
sacando la cestilla y pinchando con un tenedor) damos paso pues al pochado de
la cebolla que reservaremos cuando este tiernita reservándola para el paso
posterior.
8º Pasamos por la freidora, ligeramente, las carnes
9º Ahora
vamos a montar el molde:
a) Depositamos una capa de patata en la base del molde
b) Encima de la patata ponemos una capita de bacon de solo una tira de grosor
(no me montéis bacon sobre bacon)
c) Por favor ponedme otra capita de patata. ¡Muy bien, gracias!
d) Otra capita de bacon
e) Mezclamos la cebolla y las viandas y las depositamos encima de la capa
anterior.
f) seguimos con la patata... el bacon... para terminar siempre con patata
arriba, como se comenzó.
10º Una vez montado el molde, lo introduciremos en el horno procurando tenerlo
a 200º entre 30 o 40 minutillos.
11º En este punto procedí a sacarlo del horno y Amatxu, ya estaba sentada en la
mesa pegando con la trasera de los cubiertos y gritando
¡¡Queremos comer!!, ¡¡Queremos comer!!
Queridos ciudadan@s:
Lo de la cebollita es muy importante pues otorga a esta "ex -
guarnición" una jugosidad al igual que la cebolla se la otorga a la
tortilla de patata.
Ni que decir tiene, que el relleno (txitxikis, lomo) puede ser sustituido por
cualquier otro ingrediente (pescado, carne e incluso verduritas).
Ya para terminar de armarla, se puede acompañar de alguna salsita que le vaya
bien a la patata y a la carne en este caso, como puede ser, una de frutas,
manzana, castañas, etc (Por favor Tatiana, aquí si que tienes tú mucho que
decir, aleccionanos).
Pues nada más, que ya os he dado mucho
la chapa.
Buen provecho ciudadan@s
Pancracio Santos
Apreciados ciudadan@s:
Vosotros os preguntareís. ¿Para que quiere el despistado de Pancracio la sal y
la pimienta?
Pués es para, entre capita y capita añadir un poco, de ambas. Sal para sazonar,
y pimienta blanca para aromatizar, que no para añadir picante.
Un cordial saludo ciudadan@s
Pancracio Santos
Jopelas Pancracio estás tonto. Tienes que decir también, que si el molde no es
de silicona, hay que procurarle una manita de mantequilla (pero por dentro)
Perdon ciudadan@s
Antonio
Oliver Servera –Tony Oliver- es una de las cabezas más brillantes que ha visitado
este grupo. Bromas aparte, este entrañable cocinero es de los más antiguos
componentes y sus frecuentes intervenciones, donde vierte a un tiempo su
humanidad y su dilatada experiencia profesional, son siempre bienvenidas.
http://www.nutricionyrecetas.com
20 sep 2001 20:53
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Toni Oliver" <AOS00...@terra.es>
Asunto: Solomillo de cordero empanizado a la almendra con finas hierbas con
salsa de ajo
Tenía que hacer una comida para los Jefes y me encontré con unos solomillos de
cordero, no sabía como prepararlos para que fueran un poco originales, pensé un
poco y se me ocurrió la siguiente receta:
Marisa, ya se que la carne no es lo tuyo, pero la salsa sirve para las
verduras, por ejemplo las espinacas.
Solomillo de cordero empanizado a la almendra con finas hierbas con salsa de
ajo
Ingredientes para 8 personas:
1000 gr. de solomillos de cordero,
limón,
sal,
pimienta.
Para el empanizado:
500 gr. de pan o galleta rallada,
250 gr. de harina de almendra,
albahaca,
orégano.
8 huevos,
harina.
Para la salsa de ajo:
3 cabezas de ajo,
750 ml. de nata líquida,
100 gr. de mantequilla o aceite de oliva.
Aceite de oliva para freír.
De guarnición:
espárragos verdes,
patatas fritas (Mejor patata castillo, es como las fritas pero de un grosor de
un cm.)
Método:
Sazonar los
solomillos con sal, pimienta y limón. Dejarlo toda la noche, a ser
posible.
El empanizado: Mezclar la harina y almendra con el pan rallado y las hierbas
aromáticas, sazonar con un poco de sal.
Empanizar los solomillos de cordero pasándolos por harina, huevo batido y por
la mezcla de pan, almendras y hierbas.
Para la salsa: Pelar los dientes de ajo, freírlos con la mantequilla o
el aceite de oliva, prefiero la mantequilla se coaliciona mejor con la nata, a
fuego lento hasta que queden dorados y blandos, pasarlos por un colador muy
fino y recoger la pasta que estará adherida al colado.
Ponerla en un cazo con la nata y ponerla al fuego para que reduzca hasta un
punto que quede espesa, pero no demasiado. Sazonar con sal, poca.
Freír los escalopes en aceite de oliva caliente y servir con los espárragos
verdes fritos y las patatas. La salsa aparte.
Saludos
Toni Oliver Servera
http://www.ciudadfutura.com/re¬cetas/
La vida es como montar en bicicleta, si miras al frente sigues adelante ypuedes
ver el camino a seguir, si miras al suelo es peligroso avanzar y si miras atrás
TE LA PEGAS.
En lo de
brillante cabeza tienes toda la razón, aunque sea por la falta de pelo en ella.
Te acuerdas del Puchero de los Malditos....?
Pues lo voy a poner otra vez, te lo mereces y en la antología que estás escribiendo
es necesario que esté.
Enviado por Miguel A. Román
Correo electrónico: cfarb@correo.rcanaria.es
Cometí hace más de un año la tremenda imprudencia de acomodar a uno de mis emblemas
literarios, "El Miserere" de G.A. Becquer, una fábula de inspiración
gastronómica. El resultado, a decir de quienes llegaron a leerlo, no fue malo
del todo.
Me apetece ahora traer a este grupo el relato y dejarlo, pobrecillo, al juicio
inmisericorde de los lectores, que para tal destino fue concebido.
Más expuesto queda aquí cuando por respeto a la cibernética se desnuda de las
geniales ilustraciones con que una entrañable amiga distrajo en su momento al
lector de las imperfecciones del texto.
A quien le agrade eso que él gana y a quien le disguste eso que yo pierdo.
EL PUCHERO DE LOS MALDITOS
Prefacio.
"...y el sueño huyó de sus párpados y perdió el apetito y la fiebre se apoderó
de su cabeza, y se volvió loco,..." (Gustavo A. Becquer, "El Miserere")
Usted es como los demás: farsante, sabihondo,... ignorante. En realidad no le
interesa mi historia, que de seguro ya conoce de segunda mano. Sólo quiere
satisfacer la morbosidad de escuchar los desvaríos de un loco. Sí, loco...
¿cree que no sé que es eso lo que piensa de mí? : loco, estrambótico, chiflado,
...
¿Le mueve a compasión mi aspecto? Sepa que esta casaca manchada de grasa y verdura
y estas manos tachonadas de quemaduras antiguas son las medallas más dignas de
mi profesión...
Cocinero, sí señor. De los mejores. Un tiempo hubo -usted es muy joven para recordarlo-
en que los poderosos se jactaban si podían conseguir mesa en mi establecimiento.
Y no era para menos. Patè de ánade con piñones, crema de verdolaga y pebre,
besugo en salsa de castañas, civet de venado al modo sajón, faisán en hojaldre
con crema de espinacas y morillas, sorbete de guindas y sidra... eran platos
celebérrimos en una carta de más de sesenta especialidades, que se regaban con
vinos decanos imposibles en cualquier otra bodega, presentados por un servicio
esmerado hasta lo inhumanamente perfecto en un salón donde el pulido mármol de
Carrara y el colorista cristal de Murano competían fieramente en esplendor con
las joyas de las damas que se contaban entre mis ilustres comensales.
Y todo aquello no era fruto de la casualidad, sino del trabajo y de la constante
renovación en la inspiración de mi carta. Sepa usted que todos los años
emprendía un viaje en busca de nuevas recetas, y no por las guaridas de mis
estúpidos colegas -de los que poco tenía yo que aprender-, sino a las auténticas
fuentes de la sabiduría gastronómica: las cocinas renegridas de nuestros
pueblos, los fogones arcaicos donde las manos sarmentosas de las abuelas
muestran a los ojos pizpiretos de las niñas casaderas los conocimientos
forjados a lo largo de milenios, usando los ingredientes con que Dios Nuestro
Señor nos obsequiara ya desde el Paraíso mismo...
Por eso aquel año hacía yo el Camino de Santiago... sí..., no ponga esa cara...,
en efecto, le voy a contar "mi historia"... y así empieza:
Capítulo 1º
Dos jornadas hacía que había dejado atrás Astorga. En mis alforjas y en mi cabeza
portaba secretos a cuenta de la "cecina", la "mantecada" o
la sopa de truchas, platos emblemáticos desconocidos por entonces fuera de las
rudas comarcas leonesas. Y, sin embargo, abandonaba yo la Maragatería sin haber tenido
oportunidad de catar de los cocidos de la tierra, que tenían fama de superar en
sabor y exquisitez -pese a su simpleza de ingredientes- a otros platos de
fórmula leguminosa.
En esta comarca se cruzan los caminos de las excepcionales legumbres de la cercana
Valduerna con el de los ganados de verdes pastizales -atrás queda ya la adusta
Castilla- tanto vacuno como caprino y ovino que todavía hoy recorren las anchas
sendas del trazado de la secular Mesta, y por supuesto las excelentes piaras de
negra pezuña; pues con estas bases forjaron los leoneses un simple cocido de
garbanzos sin más que patata y col en el reino vegetal pero no menos de ocho
ingredientes cárnicos del bando de los musculados: lacón, tocino, pezuña
porcina, novilla, gallina, cecina, cordero, cabrito, .... Pero ni hueso, ni más
verdura, ni siquiera yerbas aromáticas (opcionalmente el vigor sanguíneo del
pimentón para no desanimar completamente a la vista).
Por el contrario sólo un poco más adelante, tras los montes que se alzaban en
mi derrotero, en la región conocida como el Bierzo, la olla -que es por ende
"berciana"- se puebla de acelgas, pimientos, morcilla,... y se hace
tan exuberante como la región y sus productos lo permiten, que es mucho y muy bueno.
Con este pensamiento avanzaba, planeando aún encontrar alguna hostería donde reposar
la jornada y reponer las energías consumidas durante la marcha; así que justo
antes de llegar a un recodo en el camino que me llevaba a Ponferrada resolví
tomar lo que aparentaba ser un atajo o serventía hacia algún caserío, buscando
apartarme de la ruta más transitada donde los mesones son mediocres y sus
precios trampas para viajeros comodones.
La pendiente que sube los montes de León es empinada y mi vigor ya entonces no
era el de un joven, así que al poco de iniciar la ascensión hube de detenerla y
buscar acomodo sobre una piedra. Por un momento se diría que también el tiempo
mismo decidió hacer pausa y sentarse a mi lado, si no fuera por el parloteo
ajeno de un curso de agua que discurría tallando la bisectriz del pétreo valle,
unos metros por debajo de donde había tomado yo asiento.
La tarde caía rápidamente, pues la estación primaveral apenas había comenzado,
y ya maldecía la posibilidad de tener que hacer noche al raso cuando el corazón
metálico de una campana comenzó a latir "a difuntos" a no mucha
distancia de donde me hallaba. Me incorporé y fui dando pasos largos con la
cabeza muy alzada en dirección al sonido hasta distinguir una seca ermita,
único edificio de piedra albeada entre un pequeño grupo de rústicas pallozas
que rellenaban el altozano adonde iba a morir el sendero que creí atajo.
Capítulo 1º, 2ª parte.
Como no aparecía alma alguna me acerqué al grupo de chozas saludando a gritos
"¡a la paz de Dios!" hasta que nueve o diez personas salieron de sus moradas.
A ellos expliqué la intención de mi viaje, mi situación y la necesidad de ser
acogido por esa noche; y de uno, que parecía de alguna autoridad en la
comunidad, logré obtener el compromiso de un plato caliente, una jícara de vino
y un catre de heno bajo su techo. Acepté agradecido y el buen hombre me condujo
a la cabaña circular que era su morada.
Al punto en que entrábamos en ella, la noche concluyó por derrotar al sol y sepultarlo
tras los Ancares. En el interior de la palloza la oscuridad fue parcamente
conjurada con la ayuda de velas de cera cruda y pez que pintaban en los rostros
sombras cómicas por tan trágicas. En el interior de la vivienda-establo flotaba
una atmósfera mohosa que ya al entrar insultó mi olfato, y a la que ahora se
sumaba el hollín grasiento que desprendían estas bujías. Afortunadamente la
tortura a mi bien educada pituitaria decayó según se calentaba la cera y -¡oh,
fortuna!- se hicieron presentes los vapores inconfundibles de un potaje milenario.
En efecto, no me engañaba mi nariz - faltaría más-. En el otro extremo del ancho
salón adonde me habían acomodado crepitaba un hogar y sobre él un puchero de
cobre que pendía de un tosco trébede sobre piedras de coque incandescentes de
las que surgían las llamas vivaces que iluminaban el metal a lametones. Junto a
este artefacto la dueña de la casa y su hija mayor manipulaban las viandas
mientras yo las vigilaba atisbando y removiéndome inquieto, pero conteniendo
por prudencia el deseo de acercarme a interpelar las mujeres de la familia de mi anfitrión, al
que sería incómodo explicar que mi interés era únicamente profesional.
En éstas estaba cuando sonaron en el exterior cascos de pesada caballería y voces
de llamada al dueño de la casa que rezongando en broma abandonó la estancia
para retornar acompañado de un cura. Ofrecía el sacerdote una imagen curiosa,
tocado con riguroso sombrero de ala ancha y sotana abotonada al cuello, llevaba
empero los faldones de ésta remetidos en un pantalón de basta pana, atuendo que
con toda seguridad adoptaba para poder cabalgar a horcajadas, y calzaba las
mismas alpargatas que la mayor parte de su feligresía. Era el hombre corpulento
y tripudo, calvo sin disimulo posible y de facciones fláccidas: la papada, el
labio inferior, las mejillas, las bolsas bajo los párpados y aun los lóbulos de
sus orejas, toda su cara blanda parecía colgar y escurrírsele cráneo abajo.
Pero el rostro en conjunto parecía afable, cordial e incluso risueño y revelaba
el conjunto de su fisonomía lucidez y bondad infrecuentes.
Me puse en pie y cuando llegaron a mi altura nos estrechamos la mano con confianza.
El hombre se me presentó como el cura párroco del pago adonde yo había llegado,
y titular por tanto de la ermita cuya campana me guió. Yo a mi vez di detalles
de mi situación e intenciones -si bien omití la parte profesional que consideré
que no venía al caso-.
Nuestro anfitrión se nos unió al punto portando una jarra de barro y tres jícaras
del mismo material y sin ceremonia ninguna llenó los vasos de un vino blanco
denso y brillante.
Le hice los honores al caldo y resultó de una excelente presencia. Captó el hombre
mi sorpresa ante la calidad del líquido y se apresuró a explicarme que provenía
de viñedos de la comarca de Rueda, de donde la señora de la casa era natural,
por lo que había un concuño que le proveía de una barrica anual.
Giró la conversación en torno al vino hasta que transcurridos unos minutos llegó
la mocita portando un lebrillo de carnes humeantes y la dejó en el centro
mientras su madre habilitaba platos, cubiertos romos y una hogaza de pan,
mientras el clérigo -el primero en tomar asiento- se aprestó a explicarme:
- Aquí en el cocido maragato (pues de tal se trataba) se toman los platos en el
orden en que salen para que lleguen bien calientes a la mesa, ya que esta tierra
es fría. Primero se toman las carnes, luego las verduras y garbanzos, y por
último el caldo.
Comimos en efecto de las carnes y hube de alabar la cecina y el chorizo entre
ellas. No había concluido aún mi plato (que quizás cebé demasiado por la falta
de costumbre) cuando llegó a la mesa una olla de barro de boca ancha y en su
interior brillaban henchidos los garbanzos destacando su color lozano sobre la
alba compaña de berza y patata. Un botellón verde de espeso zumo de oliva nos
fue dado para ungir al segundo apartado del cocido, y durante varios minutos
prestamos atención solamente al plato y al vaso, en un silencio que podría
confundirse con adoración.
Mas hube de romperlo con nuevas alabanzas cuando llegó el pote conteniendo una
sopa ardiente con menudas pelotas de jamón, huevo y miga. Mis lisonjas fueron
secundadas por asentimientos de cabeza del párroco y la cocinera, gozosa, rió a
través de una desmantelada dentadura mientras se limpiaba nerviosa las manos en
el delantal negro.
- Gracias, caballero. No son pocos, y entre ellos el señor cura presente, los
que me han dicho que el cocido de mi casa en nada habría de envidiar al mismísimo
puchero del monasterio...
Durante un inasible instante el aludido cesó su rumiar silente y el labriego miró
ceñudo a su esposa. No hice alarde de que pude percibir la incomodidad que las
palabras de la mujer habían sembrado, y me entregué armado de cuchara a la
conquista del postrer resopón.
Al término tuvo a bien la dueña obsequiarnos con unos frisuelos enmelados y, para
agilizar tanto trasiego, sacó su cónyuge una botella de orujo. La comida, el
calor del hogar y el raspado de garganta de aquel aguardiente fueron abriendo
una conversación sobre modos y costumbres de la zona con atención especial a lo
culinario, y en la que el lenguaraz cura se apresuraba a llevar el peso. Al
poco se nos unieron las dos mujeres de la casa y un rapaz de unos catorce años
que habían cenado de lo mismo que nosotros sentados en un banco junto al fogón
sosteniendo los platos sobre sus rodillas, a fin de cedernos a los invitados la
única mesa de la humilde cabaña. Y antes de concluir el primer servicio de
orujo dos ruidosos vecinos saludaron confianzudos a la concurrencia y tomaron
asiento cerca del fuego bien dispuestos a aportar de su ingenio a la tertulia a
cambio de su peso en orujo.
Creí entonces llegada mi oportunidad y dejé caer la pregunta que desde hacía rato
me reconcomía...
- ¿A qué se refería el famoso puchero que nombró antes Doña Pacita? (que tal era
la gracia de la señora).
De nuevo el silencio y la turbación, pero esta vez el de la sotana sonrió socarrón,
abriendo los brazos en actitud de rendición.
- Bueno, no hay mal en que lo sepa. Son miedos y supersticiones de gentes sencillas
y que bien sé que los hay en todas las zonas y comarcas... pero en este caso
hay una singularidad: que los hechos que dieron pie fueron ciertos, y lo afirmo
de tan buena tinta como que los archivos de la parroquia contienen aún los
documentos de la investigación que siguió al caso.
- Y ¿qué hechos fueron esos, si puede contármelos?
- Pues claro que puedo. Verá usted...
CAPÍTULO 2.
El padre se hurgó entre los pliegues de su sotana y extrajo una pipa tallada en
espuma de mar, y mientras la cargaba de tabaco puso cara de estar ordenando sus
recuerdos. Al final la prendió con una brizna de madera que acercó al velón
gris que centraba la mesa, se reclinó entrecerrando los ojos y comenzó su
narración:
"Si remonta usted el sendero junto al arroyo, no más allá de tres o cuatro
leguas dará con las ruinas de lo que fue monasterio y, al momento de los hechos
que le estoy contando, rectoría, que venía usándose como casa de oración y
retiro espiritual de una orden tercera de seglares. Ello salvo el cocinero, que
sí era fraile, y el malhadado rector, al que se le suponía orden sacerdotal y
que luego se supo que solo llegó hasta el diaconato."
"Pues bien, aconteció que este truhán estaba poseído por un diablo que le ataba
a la horrible intemperancia de la gula. -(y diciendo esto se detenía el clérigo
para engullir de un bocado una nueva fruta de sartén chorreante de miel)-. Dio
para desgracia el fuego con la estopa y al poco de su llegada a la rectoría
cayó enfermo el fraile cocinero y vino en sustituirle un lego zambombo, orondo
y malhablado, con las mejillas y narices colmadas de las trazas escarlata con
que el vino marca a sus acólitos -(y con estas palabras se servía el narrador
una dosis temeraria de caña de orujo)-. Pero tan mal fraile resultó ser éste
como buen cocinero, para deleite del rector y de los seglares que
"penitenciaban" en la casa."
"Éstos, ocasionalmente al principio y descaradamente por fin, traían en
sus visitas alimentos y viandas de allá de donde procedieran, lo que abarcaba toda
la geografía ibérica, y de lo más selecto que encontrasen: bacalao dorado
desembarcado en Vigo, pimentón de La
Vera, judías de La
Granja, percebes de Punta Roncudo, aceite de Genave, ostras
de Arcades, angulas de Aginaga, chanquetes de Málaga, ternasco de Aragón,
azafrán de La Mancha,
alcachofas de Benicarló, lentejas de Lanzarote, berenjenas de Almagro, ajos de
Las Pedroñeras, melocotones de Calanda, cerezas del Jerte, lechazo de Aliste,
melva canutera de Barbate, truchas de Sanabria, garbanzos de Fuentesauco, ... y
en fin cuanto de bueno hay en este país -que es mucho a lo nombrado-, y con
tales mimbres se prodigaba el fraile en sus quehaceres a mayor placer de los
comensales."
"Un mal día llegó al convento un correo donde se notificaba que el Hermano
Mayor de la orden acompañado de un oidor designado por el señor arzobispo y otros
miembros de la curia diocesana iban a girar una visita al monasterio transcurrida
la Pascua de
Resurrección. Al conocer la noticia el rostro del rector se ensombreció.
Comprendió sin duda que se daba así término a la farsa en la que se había
instalado y que pronto sería desposeído de su privilegiado puesto; y suerte
tendría si no topaba al cabo con la justicia.
Pero ante tan aciago panorama, el villano urdió una salida diabólica."
"Como era ya Semana de Pasión el antiguo monasterio estaba repleto de cofrades
que preparaban los oficios penitenciales, los cuales, según la regla de la
orden, cursaban con un ayuno que desde la noche del Jueves Santo se prolongaba
hasta el alba del Domingo de Resurrección. Propuso el desalmado a los
directores espirituales organizar una comida de fraternidad que reforzara las
almas y los cuerpos ante la prueba penitencial y aderezó la propuesta con la
idea de simbolizar la última cena que tomó nuestro Señor antes de entregarse a
sus verdugos."
"No sabían bien hasta qué punto las palabras del rector revelaban sus aviesas
intenciones cuando aceptaron con entusiasmo la propuesta. El caso es que el
gordinflón fraile fue encargado de preparar las viandas para los casi cuatrocientos
comensales que habrían de pasar esa noche en el edificio. El monje explicó
preocupado a su superior que no contaba en las despensas con materiales
suficientes para ofrecer un plato unitario para toda la comunidad, pero éste le
aduló encareciéndole que buscara con qué componer algo sustancioso, que
agradecieran los paladares, satisfaciera los estómagos de los asistentes y
reforzara el sentimiento de hermandad entre los miembros de la cofradía."
"Así el cocinero repasó sus existencias y concibió una idea monumental:
mezclaría todas las carnes, verduras y legumbres de que disponía, y las cocinaría
fundiéndolas en un único, complejo y enorme cocido. Contó su idea al rector y
éste se la acogió con tanto halago que brincando entusiasmado bajó a las
cocinas planeando disponerlo todo."
"Al clarear de la mañana del Jueves Santo se trajeron ollas enormes. En ellas
se puso agua fresca con sal y se sumergieron las carnes separadas por géneros:
porcino y tocinos en una, vacuno y cecina en otra, caprino y ovino en una
tercera y las aves de corral y caza en la que hacía cuatro.
Llevóselas al fuego y allá se dejaron hacer mientras en otro gigantesco perol
comenzaban a hervir verduras y tubérculos de cuanto tipo fue hallado en las
despensas, todo ello junto con dos arrobas de garbanzos y treinta libras de
alubias que habían tenido sus correspondientes remojos, escurridos y enjuagues.
Además se añadieron untos rancios, huesos de caña y espinazo, así añejos como
frescos, botillos, compangos y andoyas y cuantos elementos de sabor y saber
popular pudo conseguir."
"Con la colaboración de un par de decenas de ayudantes se espumaron y trasvasaron
caldos, se escurrieron carnes, se separaron unos productos y se alearon otros,
se desecharon o reservaron según procedía, se añadieron embutidos exquisitos de
no menos de veinte procedencias y variedades, ello junto a habichuelas, berzas,
coles y otras verduras de hojas carnosas, aceite de oliva, pimentón, ajos
asados y una larga serie de ingredientes en los que no debo ser prolijo por no
cansaros." (Mal se imaginaba aquel hombre que lejos de cansarme había
excitado mi curiosidad personal y profesional, pero en aquel momento venció
aquella a ésta y dejé que continuara su relato...)
"El resultado de esta alquimia pergeñada durante doce horas, como puede imaginarse,
fue un enorme cocido, al estilo de una colosal olla podrida donde parecía haber
de todo y nada sin embargo desentonaba: caldos, carnes, legumbres, unto,
pringá, berza, papa, habichuela, garbanzos, huesos, verduras y en fin cuanto de
aprovechable cayó a las cacerolas."
"A las siete de la tarde, hora del ocaso, se abrió la puerta del
refectorio (una enorme dependencia antigua sin ventanas, con respiraderos y
tragaluces abiertos en el artesonado del techo) y los cursillistas, que
llevaban todo el día alborotados por los aromas que de cocina llegaban a
captar, lo abarrotaron desordenadamente en un santiamén y, tras una oración
apresurada y persignarse desmañadamente, comenzaron a ser dispuestas más de
cien fuentes y sesenta pucheros que contenían el fruto ansiado de la labor del grueso
monje, y se abrieron barricas - dispuestas por el rector- conteniendo excelentes
Ribeiros, Ruedas, Bierzos y Riberas, y todos sin excepción comenzaron a comer y
beber sin medida."
"Nadie echó de menos en aquel banquete al pérfido rector. Éste andaba entretanto
con una llave maestra recorriendo las celdas donde se alojaban los cofrades y
saqueando cuanto de valor encontrara entre sus pertenencias.
Con tan mal arte llenó con oro y monedas varias alforjas aparejadas sobre cuatro
mulas. Y antes de darse a la fuga con el botín... aquel pellejo de Satanás
apiló paja y leña contra la puerta del refectorio donde gozaban los asistentes
al ágape y, lanzando un fanal de aceite, le prendió fuego."
"En el interior del comedor tardaron demasiado tiempo en darse cuenta del peligro
en que se encontraban debido al alboroto que armaban degustando aquel
excepcional puchero; de tal forma que cuando alguien dio la voz de alarma ya
era tarde y el fuego se había adueñado por completo de la única puerta y
prendido ya en el techo y aun los manteles, llenando la estancia de un humo
sofocante."
"Entretanto el rector abandonaba el edificio tras su fechoría, atravesando
la capilla monacal con la recua que portaba su botín. Vio entonces una joya que
aún se había librado de su rapiña: la cruz de oro macizo labrada sin pedrería
que presidía el altar y que era la única pieza del culto que permanecía en el
templo -que del resto de las que se almacenaban en la sacristía ya había dado
buena cuenta- y tomándola cuando ya algunas llamas se alzaban a su espalda,
salió a una noche casi tan negra y tormentosa como su acción, donde los
relámpagos competían con el resplandor del incendio y los truenos con los
gritos de los cientos de desdichados que, sin excepción, murieron asfixiados y
calcinados en aquella trampa desleal."
"Mas no queda criminal sin castigo y aquél lo tuvo por la justicia divina,
pues no bien se hubo distanciado un tiro de piedra del monasterio, un rayo certero
se encariñó del preciado metal del que estaba hecho la reproducción del santo
madero y que todavía portaba el desalmado en su mano en su loca huida y allí
mismo quedaron sus carnes, tan achicharradas como las de sus víctimas, en tanto
las acémilas, desbocadas, se precipitaron al barranco y las riquezas que
trasportaban se perdieron para siempre entre el fango del río."
Tras este último detalle -probablemente falso y añadido con el propósito de moralizar
que el fruto del delito nunca aprovecha- el sacerdote concluyó el dantesco
relato y dedicó unos segundos a vaciar y limpiar con cuidado la cazoleta y la
espiga de su pipa, dejando así que los oyentes recapacitaran en silencio sobre
los hechos narrados.
Una vez el artilugio humeante volvió a su lugar entre los recovecos de sus vestiduras,
el religioso se inclinó hacia delante y en susurros, como si temiera que el
volumen de su voz pudiese acrecentar el riesgo de convocar a los diablos,
concluyó su relato:
"Desde entonces, dicen algunos que lo han visto, cada año por la fecha en que
se rememora aquella noche, regresan los espíritus de los que tan trágicamente
murieron pecando de gula, a cumplir la maldición de dar fin al gigantesco
puchero..."
Y paulatinamente dejó que una risita tremolara sus flojas mejillas rompiendo el
hechizo creado y se echó atrás gritando ya con abiertas carcajadas:
"¡Cuentos de vieja, supersticiones...!", al tiempo que agitaba los
brazos parodiando fantasmas hacia el chiquillo que lo miraba con ojos
amedrentados.
Los parroquianos, sin embargo, se cuidaron de secundar sus risotadas, y en la
mirada de alguno destelló el brillo desafiante que se le depara a quien se
burla de creencias ancladas muy en el fondo del corazón. Así que al poco el
vicario hubo de retomar la compostura y carraspeó mientras estudiaba los restos
del orujo en su vaso, como achacándole a su influjo el exceso verbal en que
pudiera haber incurrido.
Medité un instante antes de lanzar la pregunta que se extendió como una marea
por mi mente.
- ¿Y cuándo será la próxima ocasión en que tenga lugar ese prodigio?
- Mañana.- Respondió serio mi anfitrión. - Pues hoy es Miércoles Santo. Así que
hágame caso y aléjese de aquí en cuanto despunte el sol, pues a la caída de la
noche regresarán los muertos al monasterio.
CAPITULO 3
Conforme a los deseos del aldeano, abandoné el grupo de pallozas cuando el cielo
comenzaba siquiera a desleír su negrura y las brumas arropaban una tierra
aletargada.
La pendiente no era más suave que la anterior jornada, pero la mañana portaba
un aire terso y estimulante, con un sirimiri punzante que vestía de lentejuelas
las telarañas tendidas entre los cantuesos. Entre estas condiciones y la
excitación que impulsaba mis piernas avancé bien dispuesto durante un trecho.
Mas la impaciencia no otorga vigor sino que impele a derrocharlo, y a media mañana
mi cuerpo, todo él salvo la mente, me pedía un alto. La llovizna se hizo tan
densa que velaba la atmósfera y dejaba empapado mi pelo. Me senté arrimado al
tronco de una encina y extraje de mi mochila un hornazo henchido de tocino que
esa misma mañana habían cocido en la palloza y que adquirí gustoso junto a
otras provisiones para mi camino. Comí con avidez y en cuanto presentí
escampada reanudé mi camino.
La meteorología y mi desconocimiento del terreno me hicieron temer que no lograría
localizar mi destino, por lo que según avanzaba me fui haciendo cauto y en cada
recodo me detenía intentando penetrar con la vista el brumazón que lo llenaba
todo. Cansado, empapado y con la vista gastándome bromas, empecé a sentirme
desanimado, renegando de mi suerte y burlándome de mi ridículo empeño. Entonces
la neblina quedó rala por un instante y lo vi.
Rematando una pétrea loma que se alzaba entre dos valles profundos, justo en el
promontorio donde confluían en uve los riachuelos que los surcaban; del edificio
únicamente permanecían en pie algunos muretes de piedra a escasa altura,
recubiertos de ladrillo canteado donde se abrieran los ventanales.
El conjunto tenía el trazado riguroso de los monasterios románicos que los benedictinos
levantaron a lo largo de todo el Camino de Santiago.
Siglos de lluvia y vegetación parásita habían hecho desaparecer cualquier señal
del incendio que narró el cura, pero la superstición había logrado que los
lugareños respetaran los escombros y aún podían encontrarse entre las ruinas
bastantes tejas y piedras e incluso restos labrados de las columnatas que
orlaran los patios. Anduve saltando inquieto de bloque en bloque, intentando
dilucidar dónde había de encontrarse el refectorio en el que aconteció la
tragedia, pero sólo pude identificar la planta en cruceta de la capilla por
donde emprendió su postrera huida el villano, y en ésta el punto donde se
elevara el altar.
Aquí me aupé buscando atalaya desde donde observar en derredor y quedé azorado
al contemplar el patio que había tras ella. Cruces célticas forjadas en metal
lo llenaban completamente como un lúgubre y herrumbroso jardín. Su número era
de centenares y cubrían sin duda una enorme fosa común con los restos
indiferenciados de los desdichados que allí perecieron la fatídica noche.
De alguna manera concebí que pudiera estar cometiendo un disparate y la angustia
contrajo mi estómago en un puño. Hube de obligarme a alejar mis temores y
convencerme de que nada me amenazaba si todo era, como cabía suponer, una
patraña de campesinos, y que si no era así...
Me senté al socaire de una hornacina que se abría al lateral de la antigua capilla
y tomé de entre mis víveres una porción de cecina de macho castrón y con ayuda
de la navaja de monte fui extrayendo lascas masticables que acompañaba de una
hogaza de pan y aliviadas con vino del Bierzo. El frío, del que mal me
protegían mis ropas húmedas, y la salazón de la carne momificada probablemente
me hicieron trasegar de la bota con mal cálculo.
Como resultado la modorra fue conquistando mi cabeza y quedé al fin profundamente
dormido.
Cuando salí de mi sopor, la oscuridad de la noche había ganado ya mucho terreno.
La niebla había desaparecido pero en el cielo cuajaban las nubes cenicientas
que presagiaban la tormenta. Aturdido aún por el sueño me incorporé y consulté
mi reloj. Iban a dar las siete de la tarde.
Al punto exacto dos campanas sonaron sobre mi cabeza. La una con toques netos y
pausados; la otra, de menor tamaño según su sonido, repiqueteando en lo que
debía ser la llamada a completas. Confundido miré hacía arriba y, para mi
asombro, ya no vi cielo, sino un techo de vigas de madera embreada.
Asimismo las paredes de la capilla se habían alzado y cerraban el recinto como
debió ser en su momento. Aterrado me precipité a la puerta y sin aliento llegué
a ella para quedarme petrificado ante un espectáculo atroz: de entre las cruces
del patio ascendían columnas de vapor que al ante mi vista se condensaban en
formas humanas envueltas en un hábito capuchino para dirigirse como en volandas
al interior del convento que, al igual que la capilla, volvía a levantarse
donde y como antaño lo estuvo.
Hube de apretar los dientes hasta el límite de su resistencia, cerré los ojos y
noté en mi sien el latido encabritado de mi corazón; sin embargo, un pensamiento
descabellado me dominó: había ido allí para "aquello", y contra toda
razón aspiré una bocanada de aire gélido y seguí a aquellas figuras al interior
del claustro.
Una vez dentro, la hilera de difuntos recorría un corto pasillo para acceder a
una antesala tabicada con un magnífico retablo de madera tallado en altorrelieve,
en cuyo centro se abría un ancho postigo por el que iban entrando los
espectros. Al traspasar su umbral mis miedos se diluyeron y una corriente de
satisfacción templó mis nervios.
El refectorio, pues tal era la estancia, estaba dispuesto con largas mesas de
madera flanqueadas de bancos corridos. En cada mesa se hallaban varias marmitas
de cobre bruñido y sinfín de fuentes de barro. Las emanaciones de estos
recipientes llenaban la atmósfera cálida y eran bálsamo en mi cerebro de tan
deliciosas que llegaban hasta mis fosas nasales.
Permanecí así fascinado durante unos instantes hasta que el portón bramó a mis
espaldas al cerrarse. Habían entrado ya, supuse, todas las almas...
incluyendo la mía. El amplio comedor estaba abarrotado y delante de cada comensal
se hallaba dispuesto un sencillo plato de metal esmaltado, un cucharón de
madera y una jarra de barro vidriado. Cuando todos hubieron ocupado su sitio se
hizo un silencio absoluto y durante unos segundos los encapuchados
permanecieron en pie con la cabeza gacha. Un instante después en el comedor
comenzó a sonar la batahola de cubiertos, platos y jarras entrechocando.
Los comensales atacaban los pucheros y las fuentes y se servían platos llenos
que devoraban en silencio. Me acerqué a una mesa y comprobé que los contenidos
de las fuentes eran dispares: mientras que una era obviamente el tercer vuelco
de un ortodoxo cocido madrileño, en otra se disponían ñame, batatas amarillas,
"piñas de millo", "bubango", peras cocidas y otras verduras
que me confirmaban fuese un puchero canario. De una olla se servía uno de los
espíritus de una "ropavieja" repleta de garbanzos y carne deshilachada,
de otra se podía sacar un caldo de lacón y grelos, en una tercera brillaba un
líquido sustancioso y blancuzco hecho consomé por la taumaturgia del oloroso de
Montilla.
Visiblemente excitado empecé a caminar entre las mesas con grandes zancadas contemplando
el espectáculo multiforme de las decenas de variedades que presentaba aquel
plato. De un puchero se servían los encapuchados platos de garbanzos con la
col, el pimentón y los embutidos rondeños que hacían "berza"
malagueña. En otra mesa encontré una cazuela de barro en el que, alternativamente,
se obtenía un cucharón de inconfundible olla aranesa mientras que el siguiente
era una escudella de "galets".
En los anchos lebrillos había pella de gofio y botillo, rossejat y ropavieja,
"pringá" y "pilota". Otro era un cuenco de maíz blanco
hervido en el que pude reconocer la cecina de cordero que llaman chalona y la
papa seca o chuño, y deduje que aquel plato era el chairo boliviano. En una
nueva cucharada el aroma picante del cilantro fresco y el suave maíz tierno identificaban
inequívocamente alguna variante del cocido de res mexicano.
De alguna forma milagrosa los ingredientes se habían mezclado con sabiduría propia
y en cada tramo daban sabores coherentes a la vez que distintivos.
Morcillas y blanquets, lacón y cecina, pellejo añejo y unto rancio, mazorcas y
elotes, garbanzos y porotos, peras y calabaza, grelos y tagarninas, cebolla y
puerro, oreja, careta y pie de cerdo, falda y morcillo de res, huesos de caña y
costillas saladas, tocino y panceta, acelgas y espinacas, chorizo y butifarra,
muslos y pechugas de tórtola como de gallina, carnes de cordero y cabra,
patata, nabo, cebolla, batata, col, berza, judías verdes, zapallo, calabaza y
calabacín, apio y puerro, zanahorias y chirivías, ....
Aquellos seres condenados comían de un puchero universal, completo, perfecto,
que mutaba continuamente de uno a otro bocado. Tan pronto era caldo como carne,
verdura como embutidos, todo aunado bajo el sentido dual de la hermandad en la
diversidad.
Donde quiera que probaba surgían mundos distintos y a la vez similares: acá, extremeño;
allá lebaniego; éste valenciano; aquél sevillano,... incluso de una olla probé
cuscús, en otra "bollito misto" con el inconfundible cotechino y en
una tercera hallé un bouillón francés, en otra mesa había una cacerola exenta
de cerdo, que pensé que contenía adafina, y un enorme perol que rebosaba de
tanta variedad de elementos que supuse que era la mítica "olla
podrida". Y tan cuidadosamente cocinado todo que cualquier cucharada que a
mi boca llegaba me enardecía de sabores gozosos, profundos y sabios.
En mi alborozo llegué a olvidar que quienes me rodeaban con agitación eran ánimas
reas de pecado y tampoco ellas me prestaban atención centradas en rebañar con
estrépito y servirse de nuevo, ahora de murciano cocido de pelota, luego de
madrileño potaje de cuaresma. Pero en una de mis maniobras buscando nuevas
sensaciones en aquellos potes inacabables, enganché mi cucharón en la capucha
de uno de mis "anfitriones" y descubrí su horrible aspecto: su cabeza
era un cráneo descarnado. Los hábitos sólo cubrían huesos y por las mangas
asomaban falanges desnudas sujetando los cubiertos. Miré aterrado al
inexistente rostro del maldito.
¡Oh, Dios mío! La monda calavera llenaba su boca con el cucharón cargado, y masticaba
la jugosa garbanzada... pero al carecer de garganta y mejillas, las viandas
caían trituradas desde la seca mandíbula. Al fin, la repugnancia alcanzó a
golpear donde ni el miedo ni el sentido común habían llegado y, dando un grito,
me doblé sobre mí mismo escondiendo la cabeza entre mis rodillas y, cubriéndome
con los brazos, caí de hinojos temblando y sollozando.
CAPÍTULO 4
Debí desmayarme -yo creo que morirme-. Cuando desperté -o tal vez resucité-el
sol estaba ya alto y me consolaba su tibieza. No podía moverme, sentía que mis
miembros no responderían a órdenes que mi cerebro era incapaz de generar y así,
semiinsconsciente, permanecí quizá algunas horas más. El hedor de mis orines me
provocaba arcadas cuando escuché al fín voces humanas que daban jaculatorias
alarmadas sobre mi aspecto.
Pasé semanas con la mente zarandeada por los delirios, y tras un largo reposo,
los médicos me permitieron reanudar el trabajo al frente de mi restaurante.
Feliz de lucir de nuevo el blanco gorro y mi delantal de satén, anuncié
jubiloso al público que esperaba la apertura que ésta se demoraría un mes, pero
que a su término podrían gozar en mis salas del más esplendoroso plato que
jamás pudieran imaginar.
Así que comencé a realizar el extenso pedido que necesitaba para mi ambicioso
proyecto. Imaginaba yo que lo que un fraile inculto había logrado realizar,
estaría fácilmente al alcance de mi maestría y conocimiento. Yo iba a cocinar
el puchero de los monjes y su fama me perpetuaría en los anales de la
gastronomía.
De todas partes del mundo comenzaron a llegar los ingredientes selectos que habrían
de conformar mi grandioso cocido: vacuno de Galicia y Zamora, cerdo ibérico,
cabrita majorera, cecina de León, morcillas de Burgos, butifarras del Empordá,
garbanzos de Arévalo y judías de La
Bañeza, elotes tiernos de México, aromático gofio de Canarias.
Peleé con los proveedores y transportistas para obtener el producto más fresco.
Empeñé a la tarea a mis más preclaros colaboradores, cociné durante noches
enteras en aguas limpísimas... y nada obtuve...
Caldos anodinos, de sabores indistinguibles, sin forma ni personalidad y desde
luego ni sombra de la exquisitez que buscaba. Pero una y otra vez deseché el
producto fallido y emprendí de nuevo la tarea de su complejísima elaboración.
Empleé tiempo y dinero, la ansiada apertura se fue retrasando unas semanas, un
mes, un año... mis cocineros desertaban, mis acreedores me acosaban y empezaron
a negarme la provisión de las exquisitas materias que necesitaba para alcanzar
el éxito. Mi fiel clientela empezó a olvidarse de mí.
"Falta el punto, me falta el punto", empecé a repetir obsesivamente.
Mezclaba y refundía, trasvasaba, espumaba, pelaba, añadía y retiraba ingredientes.
Mas nada de cuanto salía de mis pucheros tenía comparación con lo que caté
aquella noche, nada producía ni de lejos las sensaciones que había logrado
grabar indelebles en la memoria de mi paladar.
"Falta el punto". Me volví irascible, agrio y taciturno. El sueño se
me hizo inalcanzable y el apetito dejó de visitarme. Permanecía horas del día y
de la noche junto a los fogones donde sin cesar bullia un nuevo intento que culminaba
en un nuevo fracaso.
Malhumorado volcaba de un puntapié los peroles derramando su contenido por los
suelos de una cocina donde ya me había quedado solo.
"Me falta el punto"... ¿no me cree? Sigue pensando que estoy loco ¿verdad?
Usted no cree realmente que yo haya probado aquella noche el más prodigioso plato
que jamás se haya creado. Pero yo se lo demostraré, demostraré al mundo entero
que puedo reproducir aquel sabor divino, aquella ambrosía perfecta, el más
sublime manjar... ja, ja, déjeme realizar una tentativa más y encontraré el
punto... solo me falta el punto... solo el punto... ja, ja, ja, ja... me falta
el punto.. ja, ja, ja, ja... suéltenme, he de seguir cocinando hasta encontrar
el punto, ja, ja, ja... suéltenme les digo... no, no, no, ja, ja, ja,...
EPÍLOGO
La puerta metálica se cerró diluyendo tras ella las carcajadas hasta que sólo
quedó un hondo lamento viajando a lo largo del pasillo blanco, yéndose a
mezclar con el resto de los efluvios desgarrados de la mente humana que emitían
otros internos.
No volví a ver a aquel extraño personaje y luego supe que un día, meses después,
en un momento, quizá de lucidez, fue inmisericorde con su propio cuerpo y
piadoso con su alma torturada.
Desde que escuche "su historia", sin embargo, no puedo sentarme a una
mesa donde humee un fabuloso puchero, olla, pote o cocido sin rememorar cuanto
me relató sobre aquel mítico guiso, y reconocer que por haberlo podido probar hubiera
dado un mundo.
¿Quién sabe si no será una locura?
FIN
A mi primera lectora, Ángela Olmedo, con muchísimo cariño de tu nieto Miguel A.
Román
Noviembre, 2000
Un abrazo.
La vida es como montar en bicicleta, si miras al frente sigues adelante y puedes
ver el camino a seguir, si miras al suelo es peligroso avanzar y si miras atrás
¡TE LA PEGAS!
Toni Oliver Servera
tonioliversarrovatelefonica.net
Creo que esta
Antología quedaría huérfana si no la completáramos con las aportaciones de un
brillantísimo contertulio que de vez en cuando nos deleita con artículos tan memorables
como éste, publicado pocos días después del fallecimiento de Vázquez Montalbán
<
Le saludé con un quedo "bu'na ta'des" -mínima fórmula de rellano de
escalera- y me dirigí a la puerta de mi apartamento. Mientras andaba en la
llave noté que se volvía y educadamente pero sin ninguna inseguridad me
preguntó.
- Perdone. ¿Conoce usted a la señora tal?
- Sí, vive ahí, en el número 5, pero es funcionaria y no sale hasta las tres y
si encima se va de compras aprovechando que trabaja cerca del Corte Inglés no
aparece hasta las cuatro y media o cinco.
El hombre torció su cuello en un gesto de fastidio mientras yo me preguntaba a
quién coño le estaba dando esa información sobre las idas y venidas de mi
vecina. ¿Y si era un chorizo por más enchaquetado que fuera? Por si sí o por si
no, procuré fijarme mejor en su cara y abriendo mi puerta disolví la penumbra
del pasillo para llevarme la gran sorpresa.
- Ahí-vá. Si yo a usted le conozco.
- Lo dudo mucho. No soy de aquí.
- ¡Toma! ¿Y qué? Usted es Pepe Carvalho. Le he leido todo lo que ha hecho desde
"Yo maté a Kennedy", y le he visto en la tele.
- No era yo, era un actor.
- Bueno, pero se le daba un aire. Además, acaba de reconocer que es usted quien
yo digo.
El detective eludió la conversación, volvió la vista para la puerta del número
5 y luego consultó su reloj de pulsera. Intenté adivinarle el pensamiento.
- Por aquí no va a encontrar dónde comer. Esto es un barrio de residentes y lo
único será algún bar de platos combinados. Nada a su gusto.
- Bueno, ya encontraré algo.- y se fue a la puerta del ascensor a vigilar la
lucecita para pulsarla en cuanto quedara libre.
"Se me escapa", pensé.
Oiga. Soy gastrónomo, como usted (menuda bravata). ¿Por qué no pasa a mi casa y
le preparo algo digno de su fama? -me miró intrigado y supe que tenía una
oportunidad-. Además, así cuando llegue la señora que busca la escucharemos.
Siempre llega con las bolsas de la compra en las manos y cierra de un
puntapié... y como las paredes son como de papel...
- No, muchas gracias.
- Sería para mi un honor -rematé con cierto tono compungido, antes humillarme
que renunciar a la ocasión.
La lucecita se había apagado. Ya nada se interponía entre Pepe Carvalho y la
calle abierta donde volvería a ser un oscuro anónimo. Pero de alguna
forma logré con mi súplica que no pulsara el fatídico botón.
"¿Y por qué no?", debió pensar. Volvió a mirarme, volvió a mirar la puerta
del 5 y encogiéndose de hombros me dijo: "Hace".
- ¿Está usted trabajando en un caso?
- No le importará que no le responda, ¿verdad?
- Por supuesto, pero pase, hombre, que está usted en su casa.
- Espero que no - dijo el detective mirando en todas direcciones del caótico
salón.
- ¿Lo dice por el desorden? Es que vivo solo, me visita poca gente y a mí no me
molesta... si hubiera sabido que iba a venir... Pero siéntese, que le sirvo una
copa interesante.
Del aparador-biblioteca-television-equipocompacto saqué una espigada botellita
que contenía un líquido de color barniz, cromatismo heredado de maderas
arcaicas, solo aceptable en espiritosos de alto voltaje y que previene al no
iniciado de beberlo a tragos largos como si de una señal de precaución se tratara.
Pero Carvalho no estaba para prevenciones y lo atacó sin miramientos.
- Coño, ¿qué es esto?
- Xanté, un aguardiente de pera típico de Cognac - y pronuncié Cognac con
carraspeo exagerado en la "gn", y no "coñá", para que no
hubiese dudas de que hablaba de la región y no del otro bebedizo francés.
- Pues parece bencina para mecheros.
- Asusta un poquito de sabor al principio, pero sólo tiene 40º. Tómeselo tranquilo
que verá que en un par de sorbos se hacen amigos.
Mientras me dirigía a la cocina, mi invitado -que no había consentido en tomar
asiento- curioseó los lomos de mi desigual biblioteca. De un anaquel,
flanqueado por Machado y Quevedo, extrajo "El delantero centro fue
asesinado al atardecer" y tras leer a vuelavista el texto editorial de la
contraportada me preguntó:
- No tendrá usted una chimenea ¿verdad?
- No, en Canarias casi no hay casas con chimenea, pero si quiere lo puedo
llevar al contenedor de reciclaje.
- ¡Ni se le ocurra! -me espetó- Podría reencarnarse en la sexta entrega de
Caballo de Troya o algo peor. El polvo ha de volver al polvo.
- Tengo una amiga que tiene una barbacoa.
- Peor aún, su humo se pegaría a las chuletas y se transmutaría en materia
orgánica. Mejor déjelo aquí, como me ha dicho que no le visita nadie no hay
mayor peligro.
Con la copa de "Poire au Cognac" ya más que mediada se acercó a la
cocina y la analizó con un gesto de aprobación.
- Aquí no hay tanto desorden.
- Es que entonces ya sería la hostia. En el salón cabemos los trastos y yo sin
pelearnos, pero la cocina es un templo o un laboratorio, según, y en ambos
casos se requiere concentración.
- ¿Y qué me va a hacer de comer?
- Hombre, pues lo mejor que sé hacer, algo frito que encima es rápido y le
gusta a todo el mundo.
- No me van a mí mucho los fritos.
- Ya lo sé, ya. Debería usted haber hurgado más en la cocina mediterránea.
- Yo es que soy gallego.
- Pero vive en Barcelona, copón. Además, sepa usted que yo frío como Dios.
- ¿Y cómo fríe Dios?
- Con Aceite de Oliva, claro. Fíjese, todos los dioses de occidente que han
sido algo en la vida han tenido que ver con el aceite de oliva.
Desde Baal, Rá y Zeus hasta Alá, Jehová y el nuestro. Luego estaban los dioses
nórdicos que freían con manteca, y salvo Odín y Thor ¿quién se acuerda de sus
nombres, eh?
- Vale, vale, si es una fritura divina me arriesgaré. ¿Y cuál va a ser el
sacrificio a los lares de la freiduría en este caso?
- ¿Le gusta a usted la morena? Y no me haga el chistecito fácil...
- Pensé que me conocía bien: yo nunca hago chistes. Y nunca he probado la morena.
¿Se parece a la anguila?
- De forma sí, pero nada más. La morena es un pez de costa y la anguila o es de
mar adentro o es angula de río. Los peces mediterráneos son peces de costa,
puestos allí para que el hombre se alimente sin mayor esfuerzo; en cambio el
bacalao, la merluza o el fletán son peces atlánticos y necesitan de la
intrusión del pescador más allá de sus límites naturales.
- El atún también es un pez del Mediterráneo.
- Cierto, y allí se le pesca cuando se acerca a la costa y no se van los pescadores
a alta mar a acosarlo en las llanuras marinas donde cabalga libremente.
Carvalho intentó recapacitar levemente sobre el cisma oceánico en el que yo
intentaba adoctrinarle, pero su copa se había acabado y razonó que su tiempo
estaría mejor empleado en volver a llenarla que en buscar argumentos.
- Tenga cuidado -le advertí- que entra fácil pero luego se amontona en la
cabeza y el hígado.
- El hígado es mío y hará lo que yo le diga, respecto de la cabeza irá mejor
con otra copa que sin ella.
Cuando regresó andaba yo preparando los trozos de morena y en el aceite
bailaban ya los duendes que delataban su predisposición a recibir la ofrenda.
El licor de pera redobló sus energías que volvió a la carga.
- Pero la morena será canaria, y Canarias es Atlántica.
- Pues sí señor detective, pero es que yo hago cocina "de fusión".
Como soy andaluz, pero vivo en Canarias, pues hago comida de allí con los ingredientes
de aquí. Aquí fríen la morena que es un gozo, rodajas de un pez como de
gelatina encerrado por mor del aceite hirviente en una coraza crujiente. Es
como una berenjena de mar. Pero un día se me ocurrió que se parece a la
pintarroja, y me dije "Hostia Miguel, si la pintarroja (que su carne no
vale nada) en adobo y frita está buena, con la morena tiene que ser de hacer la
ola". Y desde entonces adobo la morena con ajo, pimentón, aceite y vinagre
toda una noche y al almuerzo la escurro, la enharino y la frío.
- ¿Y eso es cocina atlántica al gusto mediterráneo o al revés?
- Sin cuchufletas, señor mío, que esto es algo serio.
- Siempre me tomo la cocina en serio, creo que es lo único que me he tomado en
serio en toda mi vida.
- Pues vaya al mueble bodeguita, saque una botella que le apetezca y déjese
llevar que esto está en un periquete.
Carvalho me dejó enharinando y friendo morena y le oí trajinar por el salón-comedor.
Cuando aparecí con una fuente de morena en adobo en una mano y una escudilla
con mojo cilantro en la otra me lo encontré hojeando "Un viaje
gastronómico por el norte de África" (una pequeña joya editada por
Intermon) y sobre la mesa una botella ya descorchada de "Finca
Terrazo".
- Joder, no tiene usted mal olfato para el vino, no.
- Es que éste lo conozco.
- ¡Toma ya! Usted, yo y el alcalde de Monforte de Lemos, que no le conozco pero
que no será gilipollas. Pero nada, al contrario, si va usted a comer en mi
casa, qué menos que eso.
Carvalho se acomodó un poco mejor frente a la mesa y miró con interés los
trozos de fritura cobriza con algunos ramalazos renegridos en donde asomaba la
piel del animal. Rápidamente entendió de qué iba la cosa porque con los dedos
se llevó un trozo "seco" a la boca y luego, el segundo, aromatizado
de mojo.
- Mejora desde luego, pero a esto también le debe pegar un all-i-oli.
- Pues no le voy a decir que no. Y si encima me hubiera pillado con un albariño
en nevera hubiéramos juntado los cuatro puntos cardinales de mi España, ...
Haciendo clic en este vínculo podréis seguir la narración
leer más »
El autor, me huelo que ya lo habréis imaginado nuestro querido Miguel.??.
Román, que en su modestia se estaba quedando fuera de este "Hall of
Fame", y este texto solo un pequeño ejemplo. En San Google podéis
encontrar mucho más y tan bueno o mejor.
Ha sido un placer releer a los "clásicos" y todo un honor ser citado
por
Miguel.
Un abrazo
Salva (Morter)
Eulalia De
Bobes Soler, más familiarmente conocida por Laia, es también de las más
antiguas de este grupo de gastronomía y, salvando paréntesis temporales, aún
continua entre nosotros (y espero que, para nuestra fortuna, siga haciéndolo
durante mucho tiempo).
Las intervenciones de esta bellísima dama catalana han sido siempre agudas y
exactas, espontáneas, inteligentes y sin más preciosismos que los necesarios
para una lectura fluida y agradable, pero además demostrando un sorprendente
desparpajo e inusual destreza ante los fogones. Viene hoy a ratificarse este
extremo con esta
imperfectible receta extraida de los anales de Internet.
19 oct 1998 08:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Eulalia de Bobes Soler <ebobes@seneca.uab.es>
Asunto: Re: alcachofas
> Ya veo las primeras alcachofas, es una verdura que me gusta muchísimo,
> ¿podeis mandarme alguna receta?
Toma buena nota, pq esta receta está peroquerequetebuenísima... Bueno, es un
poco elaborada pero te aseguro que el esfuerzo vale la pena (y te propongo
alternativas para simplificarla cuando tengas prisa...).
1. Alcachofas de tamaño mediano-pequeño, les quitas las hojas más
exteriores, cortas el tallo por abajo para que se aguanten de pie, y
cortas las hojas por arriba, como un dedo por encima del corazón de la
alcachofa (no sé si me explico... que te quede la alcahchofa de unos 3-4 cm de altura).
2. Mortero: echas perejil y ajo, picas y machacas; añades miga de pan y/o pan
rayado, y un chorrito de aceite; sigues machacando hasta formar una pasta
homogénea, verdosa por el perejil, y untuosa por el aceite y el ajo, pero
sólida. Sé generosa con las medidas (un diente de ajo o dos, un buen puñado de
perejil, la miga de una rebanada de pan de payés...)
3. Con los dedos, habilidad y paciencia haces un hueco en el interior de las
alcachofas e introduces en él, a presión, la susodicha pasta.
Atención: debe sobrar pasta de ésta, que luego añadiremos a la salsa.
Hasta aquí es fácil y se hace deprisa.
4*. Reboza las alcachofas, ya rellenas, con harina y dóralas de una en una
sartén. Pon especial atención en enharinar bien la parte superior, por donde
has cortado las hojas, de modo que cuando lo frías la harina haga como una
costra. Apártalas a medida que las tengas doradas.
5*. Si queda mucho aceite en la sartén, vacíala un poco, y echa en ella la
pasta que te ha sobrado y que todavía tenías guardada dentro del mortero. Deja
que se dore un poquito y que absorba el aeceite. Apaga el fuego.
6. Pon las alcachofas que tenías reservadas en una cazuela de barro, con
cuidado para que se aguanten de pie. Echa por encima de ellas el contenido de
la sartén. Cubre con agua. Paciencia y chup-chup, destapadas hasta que estén
hechas (blandas y con tendencia a deshojarse si las meneas sin cuidado) y
el agua reducida a una salsa relativamente espesa. Cuidao no se te peguen al
fondo...
* Si no tienes tiempo o paciencia, pon directamente aceite en el fondo de la
cazuela de barro, echas la pasta de miga de pan, lo dejas un momentito hasta ue
coja color, dispones como he indicado las alcachofas rellenas (esta vez sin
haberlas rebozado), echas el agua y habrás pasado directamente del punto 3 al
6, con el consiguiente ahorro de tiempo y esfuerzo. Salen riquísimas
igualmente, aunque obviamente como las hacía mi abuelita eran mejores.
Que aproveche,
Laia
Mercedes
Cabello es otra de las “históricas” del grupo. La dulce y jovial leonesa no ha
cesado en estos años de aportarnos ideas, conocimientos y experiencias, amén de
una larga lista de bien documentadas referencias históricas y literarias.
Y al margen de todo esto, que justifica ya de por sí su inclusión en esta
recopilatoria, esta mujer goza del extraño carisma de hacerse apreciar por
todos cuantos, en lo real o en lo virtual, tienen la fortuna de conocerla. Os
dejo ahora con una buena receta de nuestra entrañable Mercedes.
3 jul 2000 08:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: mercedes cabello <mcabello@buc.sim.ucm>
Asunto: Proteínas veraniegas
Hola a tod@s
Llegan los calores de julio (ya sabéis, de Virgen a Virgen) y no apetece nada
llegar a casa a las 3, con “la fresca”, y encender el fuego para hacer un
filete que acompañe el gazpacho o la ensalada.
¿Y las proteínas? Propongo un escabeche de sardinas, fácil de preparar y
fresquito de comer.
Escabeche de sardinitas
½ kilo de sardinitas (de las pequeñas)
1 cebolla
1 pimiento verde (de los alargados)
1 pimiento rojo pequeño (o medio grande)
½ vaso de aceite de oliva
½ vaso de vinagre suave
½ vaso de vino blanco seco
½ vaso de agua
aceite de oliva para freír
2 o 3 hojas de laurel
unos granos de pimienta negra
El primer paso es eviscerar (siguiendo las sabias indicaciones de Miguel A.),
descabezar y desescamar las sardinitas, dejando la espina.
Pasadlas por harina, freídlas en aceite de oliva durante un par de minutos y
colocadlas en una cazuela.
Aparte, haced un sofrito con aceite de oliva , la cebolla, el pimiento rojo y
el verde, todo picado muy finito: a fuego lento durante 15 o 20 minutos. Deben
quedar ligeramente "al dente".
En la cazuela de las sardinas, añadid: el sofrito, el medio vaso de aceite, el
medio de vinagre, el medio de vino, el medio de agua, el laurel y la pimienta.
El “mejunje” debe cubrir las sardinitas.
Dejad cocer el todo durante 15 minutos y ya está. Cuando esté frío, lo guardáis
en la nevera.
Saludos de
Mercedes (mcabello@buc.ucm.es)
Miguel A.
Román es el verdadero nombre de Miguel A. Román, aunque el enigma de su A. esté
aún por dilucidar. Defensor a ultranza del aceite de oliva virgen extra,
durante 7 años este malagueño afincado en Canarias ha vertido más de 1700 posts
en este grupo, incluyendo tres seriales novelados por episodios -de estricto
fondo gastronómico- y varias otras series como "al freir será el
reir", "breve historia del aceite de oliva" o "mojos".
Además de estos escritos, ha colaborado con páginas web de difusión del buen
comer, como Afuegolento o Terra, labor por la que se le concedió en 2001 el
premio Juan Mari Arzak.
Al margen de sus conocimientos y experiencia en el ámbito que al grupo compete,
sus artículos se han caracterizado siempre por una prosa lírica de impecable
estética, como en este episodio recuperado del fondo de google dedicado a uno
de sus personajes habituales: su propia hija.
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Miguel A. Román <cfarb@correo.rcanaria.es>
Fecha: Wed, 09 May 2001 01:42:38 +0100
Asunto: chopitos a la cerveza
Dime niña traviesa, qué le dijiste a la luna, la
luna blanca de Abril, que se ha ido del cielo para surgir como un alhelí de tu
mirada.
Pero Ángela, que nada sabe de versos como hilachas, no aparta de las joyas
escarlatas sobre la barra los ojillos orlados de caireles.
- ¿Son calamares?
- No Ángela, son chopitos -incongruencia de padre pasado de rosca cultista:
bastante complicado es el mundo interior, incluso el de una niña, como para
complicar las cosas en el exterior.
- Y ¿por qué son chopitos?
- Pues... porque son chopitos, se llaman así a esta especie de jibia pequeña y
rojiza.
Y la niña sigue con la vista prendida en la docena de especímenes intentando
fijar -espero- sus características diferenciales y ajustar la nueva entrada en
el índice de su aún diminuta enciclopedia mental.
- Y cómo los vamos a comer
- A la cerveza
- A mi no me gusta la cerveza
Y espero que no te guste al menos en los diez próximos años, a partir de ahí
sólo mis esfuerzos y los de tu madre por inculcarte la temperancia serán
responsables de que disfrutes sin sufrimiento de ese tipo de sustancias.
Ángela ha terminado su tarea culinaria -pelar tres ajos- y asiste ahora a la de
la limpieza de los decápodos. El primer sepioncillo -único indicio esquelético
del bicho- llega a sus manos como juguete y entre sus deditos le da vueltas y
vueltas. Uno por uno los chopitos son descabezados, seccionados sus tentáculos
breves y evertidos para limpiar con esmero sus gelatinosas vísceras y la minúscula
concha calcárea.
Tus manos, niña, con las que sujetas la vida que te va llegando a goterones y
la dejas bailar entre sarcillos curiosos, toman los saquillos resbaladizos y
juegas a limpiarlos. No juegues niña a ser mayor, que un día esas mismas manos
serán flor de ternura y los juegos te haran daño.
Al oro de Jaén van los ajos cortados en dos y luego una cebolla en aros. Luego
dos tomates partidos. Luego pimentón, laurel y sal hasta que el calor blando
hematiza sus almas en la sartén. La criatura va revolviendo con cuidado y clava
en mis ojos el cristal de su sonrisa. No hay pajarillo de más colores que la
sonrisa de un niño.
En la cacerola a fuego fuerte caliento casi un dedo de aceite y allí los
chopitos cuajan sus carnes y se hacen de nácar primero y de coral después.
Vierto entonces un vaso de cerveza limpia, que el resto del envase acaricia la
sed del cocinero. Bajo el fuego y tapo el caldero y allá dejo sudar los
moluscos mientras recojo desechos y útiles.
Pasados diez minutos tomo el sofrito y vierto sobre un chino, mi hija va
haciendo molinillo con el madero y las paredes del cucurucho de metal rezuman
lo imprescindible del sabor sobre los chopitos. Y mientras unos minutos más la
salsa infiltra el músculo ya rendido, ponemos la mesa.
Al poco la carne tenue bañada en ocre yacía sobre el plato. Ángela los come tal
cual, yo escoltados de arroz blanco. La niña come y me sonríe. Ay, niña de
plata, que te arropan los luceros por la noche mientras bordas el aire con los
abaniquillos de tus ojos.
Un amigo
Miguel A. Román
cfarb@correo.rcanaria.es
Tras un corto
pero profundo lapso veraniego dedicado al muy latino "dolce far
niente" -apología de la pereza pura-, debo retomar esta serie antológica.
En esta ocasión traigo a la palestra del homenaje a una de las más eximias
personas que ha frecuentado este lugar virtual.
Buena gastrónoma y cocinera, con especial mano para la repostería, Issa ha
brillado aquí sobremanera con su destacada lucidez para poner bajo letra
comprensible para los comunes mortales aquellos arcanos que nunca nos atrevimos
a preguntar. Su serie sobre los priones, a resultas de polémicas sobre aquel
infausto "mal de las vacas locas", sigue siendo material de consulta
obligatorio para quienes todavía alberguen dudas sobre tan oscura patología.
Pero en lo puramente gastronómico resultan con igual pulcritud y claridad sus
instrucciones para preparar un correcto té en la más rancia tradición británica
como para elaborar una canónica tarta de bodas con capa real o –como recordé
aquí mismo hace escasos días- unas no tan simples y muy tradicionales
"papas arrugadas".
Difícil tarea seleccionar solo una de las muchas buenas aportaciones de esta
inteligente –y atractiva- mujer. Espero no defraudar al rescatar –completa-
esta mini-serie con la que –cercana la navidad de 1999- nos deleitó a todos
(pese a la explicita dedicatoria a tres de los contertulios).
14 nov 1999 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Issa <usu17803@cip.es>
Asunto: A las puertas de Navidad.
Tomaba a sorbos una taza de café, mientras las yemas de mis dedos lanzaban
hacia el horizonte mi particular saludo matutino. Eran las 7.30 h. Una
hora antes, mi progenitora me había levantado de la cama con una llamada
telefónica.
-"Issa, hola querida. ¿estabas durmiendo?, no no lo creo....supuse que a
las ocho y media los niños ya te habrían despertado".
-"¿Mamá?", respondí yo, tropezando en la oscuridad con las zapatillas
de Carlitos. "Pero mamá, ¿cómo que las ocho y media?, ¡son las séis y
media de una mañana de domingo!", exclamé enfurecida.
-"Bueno hija, no te pongas así, ya sabes cómo me lía eso de la hora
canaria, nunca sé si es una hora antes o una hora después", respondió.
....Y así lleva 10 años....¡Sigh!
Al fín colgó, no sin antes encomendarme la elaboración del pan, cuarto plato (
algún otro día explicaré esto) y postre (uno de ellos) del día de Navidad.
Recopilando viejas recetas, transformadas con la experiencia, elaboré el menú
que me tocaría preparar.
El pan: pan de nueces y plátano.
El cuarto plato: solomillo en "roll" de hojaldre, al que en su día
dedicaré a mi querido e ignot@ Guillermo.(Liberándolo tal vez de la tediosa
tarea de..¿preparar la pata?)
El postre: no podía sino ser "Christmas eve´s pudding". Ese para tí
Tatiana, sé que te encantará, aunque advierto que no es apto para
principiantes.-DDDDDD
Pero hoy, me centraré en la elaboración del pan de nueces y plátano, al que
cariñosamente ( conociendo los gustos en cuanto a panes de nuestro querido
maestro), dedico a Miguel A. Román.
PAN DE NUECES Y PLÁTANO.
Ingredientes:
1 taza de azúcar moreno.
250 grs. de mantequilla.
4 plátanos maduros, de Canarias por favor. ( Quien quiera ponerle banana, que
por favor también agregue margarina en vez de mantequilla y así terminará de
pifiarla).
1/2 taza de nueces troceadas.
2 tazas de harina.
2 cucharaditas de canela.
1 cucharadita y media de levadura
2 huevos.
Para la decoración:
Azúcar glass
Una cucharada de leche evaporada.
Elaboración:
En una sartén, troceamos los plátanos, mezclamos con la mitad de la mantequilla
(blanda no derretida), añadimos las nueces y la mitad del azúcar. Lo
removeremos a fuego lento, hasta que se forme una especie de almíbar dorado y
pegajoso. dejamos enfriar.
En un bol, mezclaremos los ingredientes húmedos, es decir, el resto de la
mantequilla, el resto del azúcar ( vale, vale ya sé que no es precisamente
húmedo, pero ése es su lugar) y los dos huevos batidos.
Ahora añadimos nuestro particular almíbar con plátanos y nueces.
Volvemos a batir.
En otro bol, hemos reunido los ingredientes secos. Harina, levadura y canela
fínamente tamizadas, van cayendo en lluvia sobre la mezcla húmeda. Batiremos
con fuerza durante unos 5 minutos para conseguir la consistencia adecuada de
masa.
El horno precalentado a 150 grados, acogerá a la bandeja de pudding,
previamente embadurnada con mantequilla, con la morena masa en su interior. 45
minutos de horno a 150 grados si disponéis de turbo, un poco más en caso
contrario. De todas formas, transcurrido este tiempo, pinchad el pan con una
varilla. Si sale limpia, estará listo.Para la decoración, mezclamos media taza
de azúcar glass con una cucharadita de leche evaporada ( también podéis usar
crema de queso), y lo calentamos ligeramente. Con ayuda de una cuchara, id
formando rombos u ondas sobre el pan mientras la mezcla esté todavía
caliente, (en frío es imposible).
Según la tradición, el pan se sirve en una cesta alta, cubierto con un
paño de motivos navideños.
En breve, contaré el resto.
Salu2 sabrosos.
Issa.
20 nov 1999 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Issa <usu17803@cip.es>
Asunto: A las puertas de Navidad II (el cuarto plato)
¿Que porqué el cuarto plato?. Pues por eso, porque exactamente es el cuarto
plato del menú navideño. La casa de mis padres se convierte en Navidad en un
paraíso infantil de adornos, árboles navideños, muérdago, luces, sorpresas,
villancicos y comida, sobre todo mucha comida. Es tan palpable el ambiente
festivo, que transforma en sonrisa el más aciago de los días.Siento decir, que
es "Father Christmas", el que entra por la puerta en nochebuena
exclamando ¡HO,HO,HOOO!. ¿Reminiscencias inglesas importadas?, no, de ninguna
manera. Raíces y costumbres arraigadas.
Mi querido e ignot@ Guillermo, aquí te dedico este "X´mas tenderloin"
uya fuente de inspiración radica, sin lugar a duda, en las lentejas de D.Camilo
José Cela al que sospecho, le hubieran horrorizado los callos a la madrileña.
SOLOMILLO DE NAVIDAD.
Ingredientes:
Un solomillo de ternera de unos 2 kilos aproximadamente.
2 Láminas de hojaldre.
1 Bandeja de champiñones.
1 lata de paté de canard.
2 cebollinos.
2 claras de huevo.
Harina.
Pimienta negra molida.
Sal.
Aceite de oliva.
ELABORACIÓN.
En una fuente lo suficientemente grande, dora el solomillo con un poco de
aceite y salpimenta. Los jugos tienen que mantenerse en el cálido interior de
la carne. Retira el solomillo y aprovecha el jugo para pochar los cebollinos y
los champiñones cortados en láminas. Cuando comiencen a ablandarse, agregarás
el paté, hasta que éste prácticamente se funda con el resto de los
ingredientes.
Estira la masa de hojaldre sobre la encimera enharinada con ayuda de un
rodillo. Curiosamente, la tríade masa-harina-rodillo, hace que la niña que hay
en mí emerja, traviesa, con las manos empolvadas de blanco en busca del dulce
rostro de mi media naranja, para encanecer aún más su preciosa melena.
Deja la masa fina, pero no tan fina como para que se debilite al manipularla.
Extiende una capa de setas y cebollino sobre el centro de la masa, será el
lecho del solomillo. Cubre el solomillo con otra capa de setas y envuelve
suavemente el mismo con las sábanas de hojaldre. Con un pincel y clara de
huevo, sella el hojaldre.
Te has convertido en un maestro pintor. Barniza con delicadeza toda la masa de
hojaldre y superpón figuras de estrellas, muérdago, todas ellas cortadas
artísticamente con los restos de masa sobrante. Barniza también los adornos y
pégalos con cuidado sobre el rollo con la misma clara de huevo.
Hornea a 150º durante 30 minutos, algo más si no tienes turbo, y comprueba que
esté dorado.
Se me ha ocurrido servirlo sobre un manto de grosellas (siempre y cuando las
encuentre claro), pero el resto, mi querido amigo, lo dejo en tus manos.
Un abrazo,
Issa.
8 dic 1999 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: Issa <usu17803@cip.es>
Asunto: A las puertas de Navidad III (X´mas pudding)
Está llegando, se respira ese cálido ambiente de aromas y espíritu navideño. El
árbol luce sus espléndidos colgantes y parpadea coqueto entre un maremagnum de
luces blancas y rojas. El Belén es colocado pieza por pieza por las diestras
manos de su creador, y una vez terminado me es mostrado con infinito orgullo.
-¿Te gusta?,
- Es precioso, una obra de arte, contesto mientras preparo los ingredientes del
laborioso (no tanto como el Belén) pudding de Navidad.
Sólo hay una persona que pueda compararse en dulzura a esta receta, y a ella va
dedicada. Para tí Tatiana es, pues, este "X´mas pudding"
X´MAS PUDDING
Ingredientes:
2 tazas de pasas.
1 taza de Brandy.
1 taza de mantequilla ( absténganse de utilizar margarina, por favor)
1 taza de azúcar.
1 taza de harina preparada con levadura.
1 cucharadita de bicarbonato.
1 pizca de sal.
4 huevos batidos.
2 tazas de dátiles desmenuzados.
2 zanahorias hervidas y picadas.
1 taza y media de nueces machacadas.
1 taza de miga de pan.
1 taza de leche.
Ralladura de limón
Ralladura de naranja
2 cucharaditas de canela.
2 clavos molidos.
Media cucharada de nuez moscada.
ELABORACIÓN
Dejaremos las pasas en el brandy durante toda la noche, que se emborrachen
bien.
Mezcla la mantequilla y el azúcar, hasta que blanquee. Añade ahora la harina,
bicarbonato, sal y huevos. Sigue batiendo hasta formar una mezcla homogénea.
Introduce ahora las pasas empapadas en Brandy (puedes echar el resto de Brandy
si lo deseas), y sigue meneando el antebrazo. Por último añadirás los dátiles,
zanahoria, nueces, pan, las ralladuras, canela, el clavo y la nuez moscada.
Sigue batiendo. ¿Te duele el brazo?, ¡ya te advertí que no era una receta
precisamente fácil!.
Haz un descanso ahora, sin duda te lo mereces. Bien, busca un molde que tenga
tapa ( el de flan servirá) y úntalo con mantequilla. Con ayuda de una cuchara,
introduce la mezca en el molde. Cierra la tapa, coloca el molde al baño maría y
hierve durante 5 horas. Tendrás que reemplazar el agua a medida que se evapore,
procura hacerlo siempre con agua caliente.
El agua deberá de cubrir la mitad del molde, nunca más de ahí.
Una vez transcurrido ese largo paréntesis, saca el molde y déjalo enfriar
durante una media hora. Ahora ya puedes desmoldar y servir.
El sabor del pudding de Navidad es fuerte, "spicy" dicen. En
Inglaterra no puede concebirse una comida navideña sin este colofón. De
sabor peculiar, se acompaña o bien de natillas calientes (custard) o bien de
una crema que a mí particularmente me parece más que aceptable y que a
continuación transcribo.
CREMA DE BRANDY
Ingredientes:
3 huevos.
1 taza de azúcar glass.
2 nueces de mantequilla.
1 bote de nata pequeño.
Un chorro de brandy.
Elaboración:
Mezcla el azúcar y la mantequilla con las yemas. En otro bol, lleva las claras
a punto de nieve, agrégalo a la mezcla anterior. Bate a mano.
Añade ahora el brandy y la nata. Bate hasta formar una suave crema de
inmaculada blancura.
Espero que te guste,
Salu2 sabrosos.
Issa.
Aunque el
diseño de esta serie está pensado para elogio inidividual de quienes han dado
especial lustre a este espacio virtual, hoy me veo abocado a realizar doblete y
traer del recuerdo a dos contertulios que en buen trecho se simultanearon en
este grupo: Un alicantino y un gallego.
Del Mediterráneo luminoso nos llegó Evarist Pitaluga. Buen conocedor de vinos y
rendido amante de la cocina de su tierra –sin menoscabo de su aceptación por
las foráneas-, sus intervenciones rebosaban franqueza –y hasta rudeza- y no
hubo polémica de altos vuelos en donde él no estuviera y en no pocas ocasiones
fue el arranque de la misma. Lejos de pensarse que por ello fuera Evarist un
contertuliano conflictivo, mostró siempre amabilidad, sensatez y cultura
sobrada, y las tales polémicas no fueron sino búsquedas inteligentes de la
verdad o, en todo caso, de mejor razón.
De las rías galaicas –de la de Vigo en concreto- apareció casi en las mismas
fechas Xose Manoel Ramos. Aunque su presencia entre nosotros no duró mucho –se
nos lo llevó uno de esos tontos malentendidos- dejó en su taquilla un buen
montón de artículos también de interesantísima difusión de conocimientos y
cariño por el buen comer y beber.
¿Qué más tienen en común estos dos antiguos amigos para que hoy los una en esta
antología? En la primavera del año 2000, y a cuenta de una pregunta cruzada,
ambos protagonizaron una hebra preñada de exuberante glosa de dos gastronomías
tan distantes como los eran sus pueblos de origen, y no me he podido resistir
-pese a su longitud- a traerla casi íntegra hasta vosotros, pidiendo de
antemano disculpas por los "cortes" que he realizado para no implicar
a otros contertulios que terciaron.
mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: xman...@comports.com (Xose Manoel
Ramos)
Asunto: Unto
Hola!
Te voy a responder por correo, pero voy a poner la respuesta tambien en el
grupo de noticias. Espero que no te parezca mal, y espero que a los
participantes del grupo le sea interesante.
Vamos a hablar un poco de comida gallega, pero si la gente quiere extender la
conversación, me interesaría que todos pudiesen comentar tambien aspectos de la
cocina que mejor conocen (y que seguramente yo desconozca).
>Me gustaría que me aclararas algunos conceptos relacionados con la
>gastronomía gallega, sobre la que, lo confieso, lo ignoro todo. Hace
>mucho tiempo comí una vez en un restaurante gallego, La Quintería,
>de un pueblo vecino al mío, San Juan de Alicante. Pedí lacón con
>grelos y de segundo una carne gallega no recuerdo como. Nunca estuve
>en Galicia, pese a las reiteradas invitaciones de mi recordado amigo
>Santiago Ruiz para que fuese a ver su bodega. Lo mas cerca que he
>estado de Galicia fue el Cabo de Peñas, en Asturias. Galicia queda
>muy lejos de Alicante, en un pueblo de cuya área metropolitana,
>Mutxamel, resido
Yo tampoco he viajado mucho por España (curiosamente, conozco mejor el
extranjero que nuestro país). Y cuando he viajado no me he alejado demasiado
del norte de España. Aunque no puedo decir que sea ajeno a la comida de estos
lugares.
He vivido con un chico valenciano, y quieras o no, algo aprendes. Sobre todo te
das cuenta de pequeñas diferencias en la cocina, en la manera de enfocar las
comidas. De hecho incluso alguna vez tuvimos discusiones pues no estabamos de
acuerdo como preparar un plato. Pero no conozco a fondo, y creo que nos sería
capaz de hacerlo.
>Aquí, como en todas partes, utilizamos los nabos en
>diversas preparaciones. Con decirte que nuestro mas entrañable arroz
>es el "arròs amb fesols i nap" (arroz con habichuelas y
nabo) , al
>que nuestro poeta Teodoro Llorente, dedicó una de sus mas inspiradas
>poesias, queda dicho todo. El nabo entra en nuestro cocido, en
>nuestras "olletes", en las sopas de verduras, ... en muchos
platos. Lo
>no he visto usar a nadie, por aquí, son las hojas y creo que lo que
>vosotros llamáis grelos son las hojas verdes de los nabos o nabizas.
>Me gustaría saber si ello es asi, en general, o si es que se trata de
>una variedad especial de nabiza, diferente del nabo común que da
hojas
>mas tiernas o mas sabrosas. Yo mismo suelo sembrar algunas semillas
>de nabo en mi jardín y no se si podría usar las hojas de la planta,
>que al tacto, me parecen un tanto ásperas
Bueno, en Galicia no se come lo que nace bajo el suelo. Seguramente estoy
generalizando, pero aquí nadie come ni las remolachas, ni los nabos, y
dificilmente las zanahorias. Comer, comemos mucha patata, pero no llego a
entender como se logró eliminar la reticencia del campesino gallego.
Aquí en Galicia se cultiva el nabo principalmente para dar de comer a los
animales (sobre todo al cerdo). Y las hojas de la planta, (llamadas 'cimos' o
'nabizas') si se comen sin embargo. No se comen todas, si no las que están mas
verdes y tiernas. La hoja, con lo rugosa y punzante que es, se ablanda y deja
de picar al cocerla, cocción muy larga. Eso sí, nunca pierde su textura y
siempre tiene un tacto desagradable. Mucha gente no la come por eso. (Pero aún
así, está presente en cualquier comida).
La hoja, como ya dije, se llama nabiza. Si dejas que el nabo de desarrolle, hay
un momento de su crecimiento en el que nacen unas ramas más bien gordas,
ausentes de pinchos y con inflorescencias en su parte superior. Esto son los
grelos. El grelo es tierno, dulce y sabroso.
La nabiza es el alimento barato, de todos los días, y el grelo es el alimento
de las fiestas. Sólo se puede comer cuando se produce la floración del nabo (no
se exactamente la fecha, pero comienzo a verlos en las tiendas en marzo). Hoy
en día tambien se hacen conservas de grelo (como los espárragos).
O sea, que si te animas un día, puedes coger y cocinar estas hojas. A la hora
de cocinarlas te aconsejo que añadas mucha grasa, pues o si no la verdura es
díficilmente digerible. Para eso es para lo que se utiliza el unto.
El nabo que se cultiva en Galicia es puro y duro nabo forrajero. No es ninguna
especie especial. Lo que pasa es que seguramente el clima va a influir mucho en
la calidad del producto. La nabiza y grelo buenos se cultivan en zonas altas,
frías y húmedas. Las heladas ayudan a que la planta quede tierna. Supongo que
Alicante no es muy adecuado (salvo un invierno especial) para este tipo de
cultivos.
>Otra cosa que me interesa .
>es saber que es el unto. No se si sabes que por aquí, en la cocina
>familiar, no se emplea otra grasa que el aceite de oliva y en estos
>tiempos modernos algunos aceites vegetales, lo que no es mi caso. En
>los cocidos metemos algún pedazo de tocino, generalmente fresco, y
>rara vez manteca de cerdo para algunos asados. Lo que vosotros
llamais
>unto ¿es, sencillamente, mantequilla o manteca de cerdo o se trata de
>una preparación artesana?. En La Mancha llaman unto a la grasa del
>jamón. No se si lo vuestro es lo mismo
El unto es la capa de grasa que se forma en la barriga del cerdo, justo debajo
del tocino. Visualmente es como tocino sin piel, aunque es tejido diferente, es
más untoso. Si alguno de vosotros a criado barriga, seguro que tiene una capa
de grasa parecida al unto entre los intestinos y la piel. Al matar el cerdo y
abrirlo, se obtienen varias cintas de unto. Se salan y se dejan curar como el
tocino. Se cuelgan de algún sitio seco y fresco y se van cortando en pedazos
para añadir a la cocción. Su uso no es el del tocino: ni se fríe ni se sirve
luego en el plato. Normalmente se añade para dar grasa al plato cuando haces la
cocción. Si te interesa la etimología, en portugués el jamón se dice
'presunto'. Justamente quiere decir 'lo que viene despues del unto'.
Al respecto de la cocina gallega, puedo decirte que aquí nuestras preferencias
son por la cocción como método de preparación. En el mar el pescado y marisco
merecen tal preparación, y en la montaña se cuece la verdura. Otras maneras
menos extendidas son el asar a la brasa o cocinar al horno. Algunos platos son
salteados (no fritos por imersión en grasa), normalmente usando tocino o
manteca de cerdo. Pero freír, freir, casi no se estila.
Que no quiere decir que aquí no haya platos fritos, lo cual no es extraño. En
Galicia hay platos traidos de fuera, bien sea por las gallegas que fueron a
hacer de criadas, o por los curas y funcionarios civiles que vinieron a
trabajar en Galicia. La cocina en Galicia está muy relacionada con el cura del
pueblo. Normalmente la cocinera del cura era la que enseñaba recetas a las
lugareñas.
Lo curioso de todo esto es que en épocas, Galicia fue productora de aceite de
oliva. Contrariamente a lo que aparenta, hay zonas de Galicia áridas, y con
climas secos. La ciudad donde vivo, Vigo, se llama 'ciudad olívica'.
Antiguamente teníamos olivares. En Orense hay aún olivares y molinos de aceite,
pero ya no se produce. Supongo que en algún momento se decantaron por otros
cultivos, o no fueron capaces de competir con los latifundios del sur.
Al ser un producto importado, lo cierto es que nuestra cocina lo utiliza poco.
Lo utiliza poco, pero le tenemos una gran estima. En Galicia no se usan
condimentos ni especias en la cocina. De los pocos que utilizamos es el aceite,
en crudo, o en la ajada (aceite,ajo y pimentón).
Al respecto de la manteca, se utiliza en cantidades muy pequeñas (para saltear
o dorar la carne). Si hay que freir, mis abuelos (que no han oído hablar nunca
del colesterol) no utilizan otra cosa que aceite. En algunas zonas de Orense sí
se usa la grasa de cerdo para hacer frituras (al más puro estilo belga), pero
lo cierto es que son muy criticados en Galicia por eso (puedes oir cosas como:
eran tan pobres que freían con manteca).
Como ya dije, aquí en Galicia, hay comida cocida (patatas, pescado, carne,
verdura, ... lo que sea) 340 días al año. O por lo menos así era antes. A
veces, si te digo la verdad aburre. Lo cierto es que esto exige su cierta
maestría, hay que regular los tiempos de cocción, a veces hay que cocer en
ollas a parte productos con diferente consistencia, medir bien la cantidad de
sal.
\/ _ _ _ (Vigo/Galicia/España)
/\(_)_\(/_ xman...@i.am
11 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Evarist" <m.pitaluga....@recol.es>
Asunto: Re: Unto
Xose Manoel Ramos escribió en mensaje ...
>Hola!
>Te voy a responder por correo, pero voy a poner la respuesta tambien
>en el grupo de noticias. Espero que no te parezca mal, y espero que a
>los participantes del grupo le sea interesante.
>Vamos a hablar un poco de comida gallega, pero si la gente quiere
>extender la conversación, me interesaría que todos pudiesen comentar
>tambien aspectos de la cocina que mejor conocen (y que seguramente yo
>desconozca).
Quiero corresponder a la atención que Xose Manoel me ha dispensado al
informarme amplia y detalladamente sobre las cuestiones que, en mensaje
privado, yo le había planteado y acepto su invitación de dar una visión rápida
de las que, a mi juicio, son las características que definen la cocina de mi
tierra.
Lo primero que hay que dejar bien entendido es que en Alacant (Alicante) no
podemas hablar de una cocina común a toda la provincia porque en realidad son,
como afirma Fernando Gallar, cuatro y bien diferenciadas las que se practican.
Una cocina marinera, la mas extendida, sin duda, que con ligeras variaciones se
practica a lo largo de toda nuestra costa, desde Denia hasta la Dehesa de Campoamor; la
cocina de la huerta, que se oficia, como diría Morter con el aplauso de
Guillermo, en las ricas vegas que se extienden en las márgenes del rio Segura,
desde Orihuela hasta Elche y la franja litoral; la cocina de La Montaña, cuyo ámbito es
toda la zona montañosa que recorre el norte de la provincia, desde Ibi y Onil,
pasando por Alcoi y Cocentaina, hasta los pueblos que se extienden por las
laderas de la Sierra
Aitana (Penáguila, Confrides, Benimantell, Guadalest, etc.)
Aquí predominan las "olletes" y pucheros, las "borras", las
"bajoques farçides" y una preparación curiosa y original como es la
"pericana"; y por último, está la cocina mesetaria, prolongación de
la cocina manchega con claros matices mediterráneos, que se adentra en la zona
occidental de la provincia, con gazpachos, gachamigas, caza y carnes de ovino y
porcino.
Si consideramos que la extensión superficial de nuestra provincia es escasa, se
comprenderá que los límites de cada una de estas cocinas sean difusos y
que en muchos lugares se confundan dos y hasta tres de ellas. Un denominador
común de las cuatro es que casi todos los platos que las componen se
fundamentan, mas o menos, sobre el "sofregit" y la ñora. Son raras
las preparaciones que no utilizan alguna forma de sofregit. Tan solo los
pucheros y los "bollitoris", tales como "alls i picat" y
"giraboix" Incluso en las "olletas" se acostumbra a sofreír
en el mismo aceite que la ñora, una cierta cantidad de las verduras y alubias
ya cocidas para devolverlas después a la olla antes de añadir el arroz.
La cocina marinera es sin duda la mas apreciada, sobre todo el "arròs abanda"
y el caldero. El primero se prepara con el caldo obtenido de la cocción de
pescados menudos y muy variados (moralla) que después de hervidos y colados se
desechan. Al arroz se agregan desde gambitas peladas y mejillones hasta trozos
de calamar o sepia, chopitos o dados de atún o emperador. En el caldero el
arroz se prepara con el caldo de hervir pescados de mayor tamaño cortados en
rodajas grandes que se sirven como primer plato sazonados con una salsa que
llamamos "salmorreta", de la que se guarda alguna cantidad para el
arroz que se cuece mientras comemos el pescado, si bien en la actualidad mucha
gente prefiere una especie de all i oli adulterado con huevo. Otro plato que no
podemos omitir es la "fideuá", donde el arroz cede su protagonismo al
fideo macarrón.
De cara al turismo se ha desarrollado un tipo de arroz en paella que se conoce como
paella alicantina en la que a los ingredientes de la paella común se añaden
abundancia de gambas y mejillones que le dan una decoración sugestiva que atrae
especialmente a los turistas extranjeros.
Otra invención esotérica que ha tenido gran éxito entre propios y extraños son
los gazpachos de pescado, especialmente de rape, que es una combinación o
fusión de las cocinas mesetaria y marinera.
Todo esto que hemos citado son, claro está, platos para comer con cuchara.
Aparte están las diferentes formas de preparar los excelentes y frescos
pescados que nos proporciona el Mediterráneo: pescados a la sal, al horno,
parrilla, etc.
Otro día que me sienta con fuerzas continuaré escribiendo sobre las cocinas de
Alacant, de la que proclamos ser la "millor terra del mon".
Saludos meditarráneos.
14 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: xman...@comports.com (Xose Manoel
Ramos)
Fecha: 2000/03/14
Asunto: Re: Cocina alicantina
No creas que me estoy cachondeando, pero ya te comenté que en Galicia no se
fríe, y puedes olvidarte de 'sofreir'.
Imagino, que esto se refiere a una salsa de varios vegetales, principalmente
tomate que se hace a fuego lento, durante largo tiempo hasta que se vuelve
consistente. Pero, si no me lo aseguras, me voy a quedar toda la vida sin
conocerlo.
Por otro lado, explicame eso de que se utiliza para todos los platos.
¿entrantes? ¿peroladas? ¿caliente? ¿frío?
PS/
Puede parecer increíble que desconozca aspectos tan básicos y tan extendidos de
la cocina española. Pero he de decir que me he criado en un ambiente muy
particular de cocina.
Supongo que muchas de nuestras abuelas tienen conocimientos de recetas de otras
partes de España, gracias a los famosos libros y enseñanzas de la 'Sección
Femenina'.
Pero bueno, en algunas zonas de España quedamos un poco aparte de todo esto, y
no nos llegó nada.
--
\/ _ _ _ (Vigo/Galicia/España)
/\(_)_\(/_ xman...@i.am
http://i.am/xmanoel/
15 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Evarist" <m.pitaluga....@recol.es>
Asunto: Re: Cocina alicantina
Me asombra la rotundidad con que afirmas que en Galicia no se frie y pienso que
no debo de tomarlo al pie de la letra porque de lo contrario tendría que creer
que no conoceís u os privais de algo tan delicioso como es una fritura de
pescado, o sea, pescadillitas de no mas de cuatro o cinco dedos de longitud,
salmonetes de parecido tamaño, alguna palayita todo ello revuelto, pasado por
harina y frito en buen aceite de oliva hasta que queda casi crujiente y se
pueda comer mascando, incluso, las espinas. La fritura puede ser, también,
monovarietal, es decir, de una sola especie de pescado.
Hay dos que gozan de todas mis preferencias: la boga, mas bien pequeña que se
coge en verano y las sardinillas. Casi todos los restaurantes de por aquí
ofrecen un menú que consiste en:
1º Una anchoa grande, de las conservadas en salmuera, desalada y servida en un
plato abierta a lo largo en dos filetes y aderezada en aceite de oliva (unas
veces virgen y otras del corriente, según el restaurante)
2º Una
ensalada muy ilustrada (tomate, cebolla tierna, lechuga, olivas verdes y
negras, entras y partidas, atún en conserva, rodajas de huevo duro, algunas
puntas de espárrago, etc.
3º Un plato de arroz abanda
4º Un plato de fritura de pescado.
5º El postre
Según el restaurante, te puede costar de 2.000 a 5.000 ptas y no es
que cambie la calidad del menú que lo que cambia es solo la categoría del
establecimiento.
En nuestra cocina, la popular no la de restaurante, abundan los fritos o
fritangas que para nosotros son "fregits". Los hay de "ou amb
tomaca" (huevo con tomate) que mi esposa y antes mi madre, me lo prepara
de manera que queda casi como una tortilla; pebrera amb tomaca (pimiento con
tomate), y muchas mas clases, casi todas las hortalizas pueden freirse solas o
combinadas. Los fritos que se hacen con hortalizas que poseen mucha sgua, como
los tomates hay que freirlos hasta que toda el agua se evapora y en la sartén
solo queda como único líquido el aceite.
Como ya he dicho casi todos nuestros platos empiezan con el sofrito.
Hasta el arroz lo sofreímos en la misma paella antes de echarle el caldo y lo
mismo con los fideos de la fideuá.
Y es que, al parecer, nuestra opuesta situación geográfica en la península
origina gustos contrapuestos.
16 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: xman...@comports.com (Xose Manoel
Ramos)
Asunto: Re: Cocina alicantina
Hola!
No quiero que parezca que Galicia desconoce la fritura. El mundo ha evolucionado
mucho, todo se ha globalizado, y incluso tomamos arroz a la paella. Pero
supongo que dentro de España debemos de ser de los que menos fríamos.
El pescado frito se puede encontrar en tascas (en restaurantes creo que nunca),
normalmente jurelos o sardinas, y seguramente muy poco hechos para vuestro
gusto. Pero ni mostramos mucha inclinación por ellos (en Galicia el #1 son los
moluscos y los crustaceos, cocidos).
Como en esta vida todo se compensa, nosotros tenemos deliciosas empanadas de
pescado, la de xoubas (sardinillas) o anchoas son las mejores. Para la empanada
hace falta un relleno muy graso, y si el pescado es pequeño y se puede comer
entero es lo mejor.
Aunque lo cierto es que hay muy poco pescado pequeño. Creo que aquí se ha
tomado muy en serio el control de tallas, pues apenas encuentras pezqueñines en
el mercado. Además creo que la industria conservera se queda con casi todos (no
van a meter sardinas de 30 cm
en lata).
El tomate (hortalizas como el calabacin, la berenjena no se consumen) aquí se
utiliza en pequeña cantidad (2 o 3 tomates por receta), y no se fríe, para que
quede líquido.
Entre nosotros, y sin querer que nadie se enfade, creo que este es un buen
criterio. El tomate en exceso llega a enmascarar demasiado los sabores de la
comida. Y seguramente la falta de condimento no sea tanto falta de imaginación
como amor por los sabores originales de la comida.
Sobre la ñora, te puedo comentar que si hay algo que nos une con el levante es
el pimentón. Ya de pequeño me acuerdo de ver en casa esas latas enormes de
pimentón murciano, y toda tienda que se precie tiene su sección de sacos de 5
kilos de pimentón.
La verdad es que cuando no había dinero se renunciaba a todo, aceite de oliva,
arroz, azucar, pero pimentón, siempre había pimentón. Nuestra salsa más
importante tiene piméntón.
Tambien tienen mucho predicamento por aquí el pimiento morrón. Aquí en Galicia
se da el pimiento, pero el pimiento que más se come, que no falta en ninguna
fiesta son las latas de pimiento morrón de Murcia (seguro que alguno cultivado
en Alicante).
Pse, imagino que no es muy meritorio, pues por toda España el pimentón y el
pimiento morrón son más que habituales. Pero es un poco extraño que nosotros
que somos tan opacos a otros ingredientes hayamos aceptado estos de manera tan
clara.
--
\/ _ _ _ (Vigo/Galicia/España)
/\(_)_\(/_
16 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: xmanoel@comports.com (Xose Manoel
Ramos)
Asunto: Re: Cocina alicantina
Hola!
Una cosa que quería saber de la comida levantina es vuestra apetencia por el
arroz. ¿Es un cultivo muy habitual ahí? ¿Os lo dejaron los árabes o es algo más
moderno? ¿Se cultiva en toda la región o sólo en algunas zonas costeras?
Tambien tengo la impresión de que ahí comeis muchos vegetales, e incluso que
teneis algún plato que no usa carne ni pescado. ¿Es esto cierto?
Yo recuerdo que cuando estuve por Lérida, nos daban a veces la menestra de
verduras, así, como un plato más. A los gallegos te puedo decir que aquello nos
sentaba a cuerno quemado. Queríamos algo de carne para acompañar a toda esa
verdura. (Nos quedó idea de que los catalanes eran unos agarrados de cuidado).
--
\/ _ _ _ (Vigo/Galicia/España)
/\(_)_\(/_ xman...@i.am
20 mar 2000 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Evarist" <m.pitaluga@recol.es>
Asunto: Re: Cocina alicantina
Hola de nuevo.
Puedes preguntar todo lo quieras sobre la cocina alicantina (deberíamos
acostumbrarnos a decir "alacantina", puesto que el nombre verdadero
de nuestra provincia y de su capital es Alacant. Nos lo cambió el incendiario
rey Felipe V tras derrotarnos en la batalla de Almansa y abolir todos nuestros
fueros. Todavía se dice por aquí que "quan el mal ve de Almansa a tots
alcança" y en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Játiva (Xàtiva)
continúan exhibiendo un retrato de aquel rey colgado en la pared boca abajo en
espera de que alguno de sus descendientes pida públicamente perdón por sus
fechorías). Lo que mucho que no sepa puedo buscarlo en alguno de los pocos
libros que se han publicado sobre nuestra gastronomía.
Efectivamente, el arroz es la base principal de nuestra alimentación. Si no
fuera porque junto a él tenemos toda clase de cítricos y hortalizas ricas en
vitamina C moriríamos de escorbuto. Hacemos mil y una clases de arroz; basta
preparar cualquier sofrito (el "sofregit" de marras) y echar encima
un vasito de arroz y dos de agua por persona para tener un plato nuevo de
arroz. En el sofrito previo puede haber carne o pescado u hortalizas o bien un
simple diente de ajo. Cualquier cosa sirve. Y es que el arroz es un excelente
vehiculo de cualquier sabor, al tiempo que un buen nutriente.
Por otra parte, nuestro clima, templado cuando menos, rara vez frío, nos exime
de comer en abundancia grasas y carnes muy calóricas. Por eso nuestros arroces
en paella utilizan, únicamente, las carnes de ave o de conejo y la mayoría de
ellos de ninguna clase. Nos estamos refiriendo a la cocina popular, la que se
hace en las casas, no la de restaurante. En las casas se prepara arroz con unas
simples espinacas, o con pèsols (guisantes) y unas tiras de pimiento rojo, o
con fessols (habichuelas, alubias) y nap (nabo); de pescado, que pueden ser con
el pescado dins (dentro) o abanda o desechando el pescado y aprovechando solo
el caldo de hervirlo. Puede ser seco o caldoso; el mas popular de los caldosos,
el "llegum" de Xixona, lleva pencas de cardo o judías verdes según la
época, acelga, patata, nabo y chirivía y habichuelas, todo lo cual se hierve y
después en una sartén se caliente el aceite y se sofrien en él dos o tres
cucharones de esa verdura hervida que, una vez sofrita, se
reintegra en la olla con el aceite de sofreirla; a continuación los puñados de
arroz que hagan falta, uno por persona.
En la actualidad creo que ya no se cosecha arroz en nuestro provincia.
Hasta no hace mucho todavía podiamos presumir del mejor, que se cultivaba en
Pego, pero un alcalde de triste memoria desecó los marjales donde se plantaba.
Ahora el arroz se sigue cultivando en Valencia y Castellón y allí están las
principales empresas arroceras pero, en realidad, donde mas se cultiva y se
cosecha es en el delta del Ebro, en Tarragona. Creo que también se planta mucho
en la provincia de Sevilla.
Desgraciadamente, todas nuestras tradiciones culinarias van desapareciendo ante
el empuje avasallador de las que traen las gentes que vienen a establecerse
aquí. En Alicante capital la población autóctona, o sea la de naturaleza
valenciana, debe de ser bastante inferior a la castellana, ni siquiera llegará
a la mitad de la población total y toda esta masa inmigrante impone sus gustos
carnívoros haciendo abstracción total de factores climatológicos. A ellos no
les entra la cocina mediterránea, si acaso la marinera si va bien cargada
de algunos moluscos y crustáceos.
Si bien
es.charla.gastronomia no es un lugar donde batir marcas, a alguien le tenía que
tocar algún superlativo. Llegamos en esta serie a uno de esos contertulios que
ostenta uno de los pocos máximos que esta afición permite: con más de 2000 artículos
publicados en este grupo a lo largo de 6 años –y ello pese a irregulares
lagunas ocasionadas las más de las veces por la rebeldía de las máquinas- tengo
que otorgar el título de “muy prolífica” al peligro fucsia en persona: la sin
par…
(redoble de tambor)… Marisa Beato (fanfarria).
Mas al margen de la anécdota de los guarismos, esta entrañable dama
gallego-vallekana es parte irrenunciable de la historia del grupo, no
únicamente con sus destacadas intervenciones de las que recuerdo, así a bote-pronto,
aquel divertidísimo "friendo tomate" o la serie "el verano y las
lenguas de pato", sino también con su muy activa participación en todas
las reuniones del grupo.
Merecido y
sincero homenaje el de hoy a la
Beata Marisa y mi brindis personal para que siga mucho tiempo
entre nosotros.
21 ene 2002 13:15
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Marisa Beato" mbeato@TELELINE.es
Asunto: Leña y alcachofas
!Hola a tod@s!
En mi retiro alcarreño de fin de semana no tenemos calefacción.
Calentamos la
casa a base de chimenea, pero la muy jodía consume más rápido que nosotros
cortamos leña. Hartos ya de darle al hacha decidimos los cuatro
"leñadores" que buscaríamos dónde comprar y descansar el resto
del invierno.La encontramos en el pueblo de al lado dónde un lugareño nos
vendió un remolque con colmo, suficiente de sobra para el resto de los días
fríos venideros.Todo perfecto, mucho trabajo menos, je , je... ya.
La madera la guardamos en una leñera grande y alta que la cobija del agua
de lluvia. Es un simple armazón metálico con techumbre y tres laterales
cubiertos. Allí se mantiene aireada y seca en espera de salir a escena.
Pues bien, el buen hombre del remolque atinó a dejarla lo suficientemente lejos
para que fuera necesario hacer una cadena humana que depositara, uno a uno, los
troncos en su camita.!Menuda pila ! Y menuda paliza.
Risas muchas y agujetas más. En una paradita en la que aprovechamos para
almonzar, montaditos de morcilla y cerveza, limpié seis hermosas
alcachofas.Las troceé de tamaño bocado y las puse a cocer con agua. Por otro
lado corté en rodajitas el blanco de un puerro hermoso y tres rodajitas de
genjibre fresco.Ambos fueron a pocharse con algo de mantequilla y chorrín de
aceite de oliva VE.
Los chicos no quieren seguir, dicen que están cansados y que seguirán sólo
hasta que empiecen los Simpson´s. Son tres y ninguno baja de los treinta y
siete , pero en fin consigo que se vuelvan a poner en marcha, yo con ellos.
Pelo una docena de gambas de Huelva, que quitan el hipo,y las reservo.
Cubriéndo sus cabezas y pieles con agua, dejo cocer unos diez minutos.Después
cuelo bien y pongo a reducir hasta que queden unas cuatro o cinco cucharadas.
Añado al puerro las alcachofas cocidas, cuarto kilo largo de almejas y las
gambas. Riego con el caldo reducido, doy unas vueltas, y añado un vaso de nata
líquida. Dejo cocer hasta que espese la salsa. Sirvo con un poco de arroz
cocido y perejil picado por encima.Cuidado con la sal, no admite mucha.
De todo esto hemos sacado dos conclusiones: que a igual volumen, el olivo pesa
menos que la encina ( ya ves encima aprendiendo algo) y que el año próximo a la
leñera le ponemos ruedas y que este señor deje el montón dónde quiera. :-)
Dando leña
Marisa Beato
Olivier Mancy
–Studio Wo! en la red- ostentó durante centenares de artículos digno puesto de
"enfant terrible" del grupo. Con anclajes profundos en la gastronomía
hispana, el francés demostró en infinidad de ocasiones su buen conocimiento de
comidas y vinos a ambos lados de los Pirineos, pero es sobre todo su sagaz
mordacidad revestida de impecable elegancia la que le otorga hoy un lugar entre
los antológicos del grupo.
16 feb 1999 09:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: wo <womancy@cybercable.fr>
Asunto: chuletas de cerdo "charcutiere"
Esta receta la publico mi defunta madre en el diario "La Hora" de Quito (Ecuador)
alla por primeros de los años ochenta. Estos articulos venian bajo el titulo
"historia, historietas y de cocina recetas" y salia una vez a la
samana. He aqui descrito un plato frances tan clasico que casi ya ni se hace.
Transcribo :
*Aqui dejare nuevamente la palabra a un celebre gastronomo, Grimod de la Reyniere, en el elogio
que hizo al cerdo. "Es el rey de los animales inmundos, su imperio y sus
cualidades son universales. Sin el no hay manteca y por tanto no hay cocina;
sin el, ni jamon, ni salchichon, ni chorizo ni morcilla, y por consecuente, ni
charcuteria". Y ya casi lirico prosigue "gruesos medicos, vosotros
condenais al cerdo que es, bajo el concepto de indigestiones, el mas bello
ornamento de vuestra corona".
La receta que doy a continuacion es un clasico parisino. Se encuentra hecha en
todas las charcuterias de la ciudad para llevar y comer enseguida o recalentar
mas adelante.
Cotes de porc "charcutiere"
• 5 chuletas de cerdo (1 para el que repita primero)
• 125 gramos
de mantequilla
• 250 gramos
de cebolla
• 100 gramos
de pepinillos en vinagre
• 60 gramos
de harina
• 2 dl de
vino blanco seca
• 1 cucharada sopera de mostaza blanca (tipo Dijon)
• 1 latita de pure de tomate
• 1 chorrito de vinagre
• sal y pimienta
En una sarten, con 50 g.
de mantequilla, dorar las chuletas hasta que esten hechas por dentro y hayan tomado
buen color. Entonces, sacarlas y echar en la sarten 1 litro de agua y dejar
hervir un minuto, raspando el fondo para despegar todo lo dorado adherido. En
cacerola, derretir los 75
gramos de mantequilla restantes, echar la cebolla
finamente picada y, removiendo bien, dejar que empieze a dorar, añadir la
harina hasta que esta tambien tome algo de color, echar de golpe el jugo
enfriado de la sarten y el vino blanco, seguir removiendo esperando que espese
y empiece a hervir. Añadir entonces el pure de tomate, la mostaza, el chorrito
de vinagre, las chuletas y salpimentar. Dejar a cocer a fuego muy bajo por
espacio de 20 minutos. Al momento de servir, añadir los pepinillos previamente
troceados en rodajitas, trasladar a una fuente honda y servir con arroz blanco.*
Ces messieurs sont servis!
olivier
Series sobre
el arroz o la ciencia en la cocina fueron
intervenciones destacadas de quien hoy protagoniza la antología: David Marín.
Durante meses y meses el tudelano llenó este grupo con su bonhomía y sus intervenciones.
Se involucró hasta cargar sobre sí una de las páginas web que ha recogido los
contenidos de es.charla.gastronomia recogiendo el testigo que en su momento
dejó el fundador J.L.Polo.
http://gastronomia.aforo.com/
Actualmente David Marín es uno de los editores autorizados –con rango de
“bibliotecario”- de la enciclopedia colaborativa denominada “Wikipedia” a cargo
de importantes entradas de carácter gastronómico bajo el seudónimo de Caiser
http://es.wikipedia.org/wiki/Usuario:Caiser
Hoy es para mí una alegría traer aquí esta excepcional receta de Menestra, una
de sus más celebradas aportaciones:
26 May 1999 08:00
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "David Marín" <davidmarin@@hotmail.com>
Asunto: RE: PARA LOS ALUMNOS (ahí tienes la recetica)
Ya que pides una recetica Navarra, aquí te envío La receta de la menestra de
Tudela (ya se que no debería llamarle la receta, pero en este caso pocas
variaciones existen y mas que nada son ornamentales, como añadirle huevo duro).
Está compuesta de las cuatro verduras llamadas grandes por los
"gourmets" y como condimento una verdura más, el ajo tierno.
Por cierto se nos está acabando el tiempo de disfrutarla, ya que la producción
de estas cuatro verduras en nuestra Mejana tudelana, solo coincide en el mes de
mayo.
El gran secreto de esta receta no es mas que la calidad de los ingredientes,
que en nuestra Ribera son excelentes, por muchos considerada la mejor huerta
del mundo.
Bueno, vale de rollo y ahí va la receta
MENESTRA TUDELANA
Ingredientes:
Docena y media de alcachofas (por supuesto de Tudela), que será la verdura
ligeramente dominante
1 Kg de esparra
Marcianito nº
1 era el original nick de Angel Quero, buen cocinero
y mejor persona, que nos seguía desde su afroespañola Ceuta.
Con esos mimbres por trama, no debiera caber duda de que la urdimbre que nos
tejió durante muchos meses fue excepcional, mas si quedara alguna, baste echar
un vistazo a la muy nutrida cantidad de recetas que han quedado en google
almacenadas, sin desperdicio tanto las originales como las clásicas.
De entre ellas rescato para esta antología esta singular receta del conocido
cocido magrebí.
7 abr 2000
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Marcianito nº1" <angelin@teleline.es>
Asunto: Jarera (o Harira)
Ya siento no conectarme más de lo que quisiera, pero las labores propias de mi
sexo, me tienen impedido para tal menester.
Es por ello, que hoy quiero mandar un saludo a todos (¿Tatiana como estás de
tus virus? Yo ya estoy mejor, gracias) y colaborar con una espectacular sopa
tal como la hace mi amigo Laarbi
La jarera es la sopa de Ramadán por excelencia y es la primera comida habitual
que se realiza por los musulmanes durante el Ramadán, aunque se consume también
habitualmente el resto del año.
Admite infinidad de variantes , pero su base la constituyen los garbanzos, las
lentejas y la carne, preferiblemente de cordero, aunque admite sin desprecio la
ternera.
Sabed todos como confecciona la
Jarera (o Harira para los puristas) mi buen amigo Laarbi:
Hace falta todo lo siguiente:
1/4 kg de lentejas
1/4 kg de carne de cordero o ternera incluyendo algunos huesos
3 cebollas bien picaditas
1 kg de tomate
harina
aceite de oliva
sal, pimienta, azafrán, perejil y culantro
la correspondiente cantidad de agua
Estas cantidadres son para 10 personas, y eel proceder siguiente sería:
a) Poner unos cuatro (4) litros de agua a hervir en un puchero apropiado para
tal fin, añadiendo a la misma los trozos de carne, las lentejas, las cebollas
(la mujer de Laarbi insiste en que la cebolla debe sofreirse previamente, a lo
que él se niega sistemáticamente. Allá cada uno con su conciencia). Añadir
igualmente la piemienta, el azafrán y la correspondiente pero prudente cantidad
de sal.Tapar .
b)Mientras cuece la olla (media hora o una hora según las ganas), pelar,
despepitar y picar los tomates y sofreirlos en aceite a fuego lento durante
unos 15 o veinte minutos. (yo añado al final del sofrito una generosa cucharada
de comino, con la mayor discerción y sin que se entere mi amigo y confidente) y
añadir la fritada a la olla. Volver a tapar y continuar la cocción
c) Cuando todo esté cocido (aprox. un tiempo total de hora y media- dos horas)
diluir dos cucharadas de harina en agua fría y verterlas a la olla,
rectificando de sal si fuera necesario y añadiendo el perjil y el culantro
(este último es básico en la jarera)
d) los 10 últimos minutos debemos remover con la olla destapada hasta que
adquiera su consistencia semiespesa. Tomadla bien calentita.
Es espectacular
Marcianito nº1
Dias de
semivacaciones seguidos de otros de maxitrabajo... pero continuo en la brecha
con esta serie de momentos memorables del grupo-
Llegó aquí en
el otoño del 98... o primavera, según se mire, que hasta esa fecha eran pocos
los tertulianos que nos visitaban desde el hemisferio cabeza abajo con las
estaciones cambiadas.
Lito, mallorquín metido a gaucho, no tuvo mejor modo de presentarse que invitar
a la basca a un asado virtual en la mejor tradición campera, para a
continuación llevarnos por el país que lo acogió rio arriba hasta las aguas
donde nadan -y se asan- los dorados.
Tras eso y hasta hoy centenas de memorables intervenciones -bien que con
múltiples interrupciones por causas muy diversas- como la historia de este
sorprendente lechón que hoy traigo en su honor.
2 sep 1999 08:00 ocultar opciones
Grupos de noticias: es.charla.gastronomia
De: "Lito" <lito@XZinfovia.com.ar>
Asunto: Lechón al tambor
Que bella, grande y hermosa es esta Pampa!
Y sus gentes... hay cada ejemplar...
La semana pasada fuimos a pescar cerca de las nacientes del arroyo Grande.
Los primeros 80 Km
de buen asfalto, luego unos 70 de piso natural... eso significa tierra negra.
Había llovido en días anteriores y solo se podía circular siendo baquiano y sin
salirse de la huella que han dejado otros valientes.
Para entrar en la estancia hubo que bajarse varias veces para abrir
lascorrespondientes tranqueras, volverlas a cerrar y así llegamos a estar bien
lejos de todo centro poblado. Solo Pampa alrededor el cielo amenazaba mas
lluvia, de ocurrir, pues no había salida, hasta que seque el camino y la huella
se ponga transitable de nuevo.
Nos recibe el encargado don Arribillaga quien luego de los efusivos saludos
iniciales nos dice que llegábamos bien pues ese día tenían lechón al tambor
preparado por el "experto" lugareño el Huila.
El arroyo nos llamó pero el agua todavía esta fría por lo que no tuvimos
suerte con el pique. Hay que esperar que el sol caliente un poco mas.
A mi me picaba lo del lechón al tambor y decidí ser de los primeros en pegar la
vuelta para poder ver bien de que se trataba.
Me presentaron al "experto" "el Huila"; ojos achinados,
cabello largo y desaseado, nariz chata, lampiño. Un clásico indio de los que ya
no quedan por estos lados. Me enteré que su oficio es nutriero. Se llama así a
los cazadores de nutrias que recorren los arroyos y lagunas cazando nutrias,
peludos, mulitas y otros bichos para subsistir. El Huila vende las pieles o los
cambia por "los vicios": Yerba mate, vino, tabaco, pan y así vive
pernoctando a la intemperie o bajo algún puente.
Sorprendente el hombre por lo conocedor de las costumbres de los animales y de
las señales del cielo. "No va a yover" nos dijo, y así fue.
Sabedor que un buen asado lleva su tiempo me llama la atención lo avanzado de
la hora y no veo preparativos, cuando todo asado que se precie requiere de
buena leña prender el fuego con antelación y como mínimo una hora a hora y
media o mas de cocción. Eran las once y nada... y eso que allí son puntuales
para eso de yantar ¡a las doce hay que largar! pues es día laborable.
Siendo ya cerca de la once y media con el lechón estaqueado en un asador lo
clava en la tierra bien vertical. Normalmente el fuego ya debiera estar
prendido sin que ahume y con buena brasa. Pensé para mis adentros "No
comemos a las doce ni mamaos, si todavía tiene que encender el fuego". Y
allí empezó mi asombro.
El Huila tomó un tambor, de esos que usan los petroleros de 200 litros al que le
habían quitado la tapa y el fondo y lo colocó sobre el lechón de tal manera que
el porcino quedó fuera de la vista, solo accesible por arriba del tambor.
Enseguida prendió hojarasca y ramas finas. Gran humareda gran, pero el lechón a
salvo cubierto con el tambor. A medida que el fuego calentó la chapa, esta fue
calentando el interior y meta rama y hojarasca y meta fuego, y buenas rociadas
de chimichurri... al llegar a las doce sentenció : "Ta listo".
Sacó las pocas brasas levantó el tambor, y al estilo gaucho cada uno con su
cuchillo con un pan en la mano a servirse calentito directamente del asador.
¡De rechupete! ¿Será el aire del campo? ¿La carne tierna? ¿La manera de
hacerlo? ¿El chimichurri? ¿El hecho de que el Huila no acostumbra bañarse salvo
cuando llueve? No se el secreto pero al lechón al tambor lo volvería a repetir.
Me informan que el método funciona con corderitos, nutrias, peludos, mulitas,
asado de vacuno, y todo bicho que no tenga carne muy dura.
Liebre no. Es que como saben... tratándose de comer el ingenio no descansa.
Un saludo.
Lito.